El cine tiene nombre de mujer. La directora bielorrusa Alisa Selishchava ha demostrado, una vez más, que las mujeres no solo tienen historias que contar, sino también una mirada única para narrarlas. En una noche dedicada al talento y la creatividad, Porto Pi acogió en sus cines OCINE la proyección de seis de sus cortometrajes, todos con un denominador común: las mujeres como protagonistas y narradoras de sus propias historias.
El evento, que reunió a destacadas figuras del panorama cinematográfico en Mallorca, fue un éxito y puso de manifiesto la creciente presencia femenina en el sector audiovisual, un ámbito donde las mujeres aún luchan por mayor reconocimiento y visibilidad.





Una proyección que celebra el talento femenino
La sala de proyección vibró con el pase especial para amigos y colaboradores que pudo disfrutar de seis producciones dirigidas por Selishchava:
- The Choice (La elección)
- The Dream (El sueño)
- Easy (Fácil)
- The Lesson (La lección)
- Rose, Betty and a big mess (Rose, Betty y el gran lío)
- The Perfect Woman (La mujer perfecta)
Más allá de su diversidad temática, los cortos compartían un enfoque común: dar voz a historias protagonizadas por mujeres, abordando sus realidades desde distintas perspectivas sociales y profesionales.
“Es fundamental que sigamos contando historias que nos representen, que hablen de nosotras y sean contadas por nosotras”, mencionó Selishchava, quien ha hecho de Mallorca su hogar y su plató de rodaje. Excepto The Choice, todos sus cortos han sido filmados en la isla, con un equipo de producción y postproducción local, reforzando así el talento autóctono en la industria cinematográfica.
Mallorca en el mapa del cine internacional













Los trabajos de Selishchava han sido reconocidos en múltiples festivales tanto a nivel nacional como internacional. Su visión cinematográfica, su capacidad de dirección y su compromiso con el cine como herramienta de transformación la han llevado a ser una de las cineastas más prometedoras de la escena.
A través de sus cortos, no solo ha impulsado el talento femenino en la dirección y producción, sino que también ha convertido a Mallorca en un escenario privilegiado para la creación cinematográfica. La isla, con sus paisajes únicos y su riqueza cultural, se ha visto reflejada en cada una de sus producciones, proyectando una imagen de creatividad y profesionalismo en la industria del cine.
Una noche de cine y reconocimiento al arte femenino
La velada no terminó con la proyección. Los asistentes pudieron disfrutar de un exclusivo cóctel en L’Atelier de Porto Pi, donde actrices, actores y figuras del cine pudieron compartir impresiones y celebrar el éxito de la proyección.
Como broche final, cada invitado recibió una bolsa de edición limitada diseñada por la reconocida artista e ilustradora mallorquina Sonia Santandreu. Este obsequio, especialmente diseñado con motivo del Día de la Mujer, no solo resaltó el talento de Santandreu, sino que también fue un símbolo de la colaboración y el apoyo mutuo entre mujeres artistas.
El compromiso de Porto Pi con el talento femenino
Este evento es una muestra más del compromiso de Porto Pi con la visibilización del talento femenino en el mundo de la cultura. Según Ana López, gerente del centro comercial, “queremos poner en valor y dar visibilidad al talento femenino, en este caso en el mundo de la cultura, cuya presencia se incrementa poco a poco. Cada vez son más las actividades culturales realizadas o protagonizadas por mujeres, y año tras año más escritoras, directoras cinematográficas, artistas plásticas, actrices, intérpretes e investigadoras obtienen importantes reconocimientos en el campo de la cultura. Aun así, es un camino largo el que tenemos que recorrer y desde Porto Pi queremos poner nuestro granito de arena en este camino.”
Con eventos como este, se refuerza la idea de que el talento femenino no solo merece más espacio, sino que es una pieza clave en la evolución del panorama cultural y cinematográfico.
Cine hecho por mujeres, cine que inspira
La proyección de los cortometrajes de Alisa Selishchava en Porto Pi ha sido un claro ejemplo de cómo el cine puede ser una plataforma de cambio. Cuando las mujeres toman la cámara, las historias cambian, las perspectivas se enriquecen y el arte se convierte en una herramienta de empoderamiento.
Porque el cine, al igual que la sociedad, necesita más voces femeninas, más relatos diversos y más historias contadas por quienes, durante mucho tiempo, han estado al otro lado del objetivo.
El futuro del cine es inclusivo. Y, sobre todo, tiene nombre de mujer.