FILOSOFÍA PARA GARCÍA LORCA

Una monumental exposición acoge una de las plantas del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Monumental por la gigantesca cantidad de artistas cuya obra ha sido agrupada para celebrar a Federico García Lorca. Sumergida en el potencial utópico de las imágenes y las emociones, la muestra se inspira en un verso del ‘Romance de la luna, luna, del Romancero gitano’ de dicho autor. Este verso, el juego y la teoría del duende, son los textos lorquianos que le sirven al filósofo y comisario de esta propuesta, Didi-Huberman, como punto de partida de un ensayo de 300 páginas para proponer una compleja antropología política de la emoción en clave poética. 

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Man Ray (dit), Radnitzky Emmanuel (1890-1976). Paris, Centre Pompidou

Esta muestra pretende reivindicar el poder utópico y emancipador de las emociones, entendidas como una fuerza capaz de derivar en una transformadora conmoción colectiva. Grueso objetivo la de Didi-Huberman, autor de esta mirada poética y crítica a las emociones. Coproducida con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, este recorrido visual es un juego en torno a la fuerza de las imágenes para despertar emociones que se presentan en un contexto marcado por la exacerbación emocional de la vida pública y la proliferación ilimitada de las imágenes. En ese sentido, estar dentro de las salas cumple su objetivo.

Si bien la información teórica que acompaña la exposición llega a ser abrumadora para el ciudadano de a pie, a veces incomprensible para el espectador, a ratos agotadora, la inmensa cantidad de artistas fundamentales para la historia del arte presentes con su obra logra zambullir al visitante en otro estado, en un auténtico juego sensorial y visual. Y es que en ella se contabilizan más de 150 creadores entre artistas, autores y pensadores agrupados en un mismo espacio, como muy pocas veces se ha visto en un solo sitio. La sola experiencia de tener a disposición de la contemplación esa selección produce una conmovedora y silenciosa emoción, que humedece los ojos. En ese sentido, Didi-Huberman cumple a cabalidad su cometido, sin necesidad siquiera de entrar en el ejercicio de comprender los textos propuestos. No es raro, entonces, que por esta exposición no cesen las continuas visitas, a lleno completo. Desde la filosofía y sus corrientes subterráneas, puede que ésta sea una de las exposiciones más taquilleras del año.

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En la nómina de artistas expuestos, encontramos obra de creadores como Richard Avedon, Louis Bourgeois, Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, Salvador Dalí, Joan Miró, Pablo Picasso, Man Ray, Marcel Duchamp, Alberto Giacometti, Francisco de Goya, Yves Klein, Gerhard Richter, Auguste Rodin, Carlos Saura o Antoni Tàpies.

También es posible encontrarse cara a cara con piezas de Theodor Adorno, Ludwig van Beethoven, Bertolt Brecht, Giordano Bruno, Pedro Calderón de la Barca, Charles Darwin, René Descartes, Michel de Montaigne, Friedrich Nietzsche, Georges Dumas, Erasmo de Rotterdam, Sigmund Freud, el propio Federico García Lorca, Johann Wolfgang von Goethe, Arthur Rimbaud, Victor Hugo o Immanuel Kant. Maestros del cine también están presentes en la muestra, como Pier Paolo Pasolini, o músicos contemporáneos como Camarón de la Isla. 

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La exposición, lejos de los textos, nos invita a tomar distancia crítica y detenernos, sobre todo, a sentir las imágenes. Sus secciones nos proponen experimentar la dimensión potencialmente transformadora de la emoción a través de los temas de la infancia, los pensamientos, las caras y los gestos, los sitios y las políticas, abordando diferentes aspectos de cómo las emociones, al ser compartidas y expresadas colectivamente, pueden conducir a cambios sociales y políticos. Se trata de un paseo poético, un juego de asociaciones libres a través de pinturas, fotografías, esculturas, películas, grabados, libros, bocetos, poemas y músicas. Se nos propone esta experiencia a través de obras de los más altos representantes de las artes y el conocimiento de la historia, como una bocanada de aire fresco que nos devuelva a la vida, a ser conscientes de la realidad que nos rodea en nuestra contemporaneidad a través de las mayores representaciones de la belleza, de lo que el ser humano ha sido capaz a través de las humanidades. Se trata de un experimento espectacular, que va mucho más allá de su carácter meramente expositivo. 

No es gratuito que el arquitecto de este experimento sea Georges Didi-Huberman. Filósofo e historiador del arte, se trata de un pensador europeo de referencia que ha inspirado a creadores de todas las disciplinas y generaciones, ahora convertido en comisario y autor de esta mirada poética y crítica de las emociones que eriza la piel. Heredero de la tradición de la teoría crítica europea, lleva la teoría a la práctica y lo hace de manera formidable, moviéndose entre la constelación artística de Aby Warburg, la filosofía de la memoria de Walter Benjamin y la interpretación del deseo del psicoanálisis de Sigmund Freud.

Con esta exposición se intenta proponer esa experiencia poética siguiendo paso a paso algunas frases de Federico García Lorca y vinculándolas con su propia noción estética del duende, de la posibilidad de jugar. Y es que seguir a Lorca, en nuestros tiempos, es devolver a la mirada del niño toda su doble potencia de tragedia y utopía, en especial hacia todos aquellos niños en medio de guerras y tragedias que hoy el Mediterráneo parece ignorar. Más que una exposición, ‘En el Aire Conmovido’ es una vivencia que debemos recorrer para volvernos, acompañados de lo mejor de las artes y el conocimiento, más sensibles, más humanos.

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