¿Cómo y cuándo empezaste a pinchar?
– Empecé a finales de los noventa con tres amigos: Juan Arrom, Héctor Cabot, que por entonces llevaba las luces en Pachá, y Tito García, que solía pinchar en conocidos ‘afters’. Por aquel entonces, teníamos un programa en la radio de Binissalem, que se llamaba Dynamic Group. Era por la noche y duraba unas tres horas. En aquellos momentos, yo ya tenía lo que fue mi primer equipo: unos platos que compré de segunda mano y una mesa de mezclas que me regaló Tito (García).
A la vez, me empecé a involucrar mucho como relaciones públicas. Tanto con Gothic como con Garlands, las fiestas que hacía Valentín Deluxe en sitios como Agualandia, en el Foro de Mallorca. Era un poco el enlace de la zona de los pueblos.
Más tarde, en el año 2001, monté mi propio club en Can Picafort, donde antes había una coctelería. Lo llamé Aloha Club. Entonces, empecé a tomarme lo de pinchar de manera más profesional. Además, también pude aprender muchos de todos los deejays que pasaron por allí. Fue como una escuela.

¿Recuerdas tus primeros bolos?
– En la época de la radio, pinché en pubs de Binissalem o alrededores y también recuerdo una fiesta que hicimos en Ca S’Hereu. Luego, llegó la época del Aloha Club y de mis primeros bolos en Menta, con Lokita a primerísima hora, y en la Sala Fònica.
De lo que si me acuerdo perfectamente fue de las primeras veces que vine a pinchar a Palma. Fue en el Torino y en el Cats Club gracias a David Martínez y Tato. De hecho, bajaba en tren desde Binissalem cargado de vinilos (risas).
¿Quiénes han sido tus influencias?
– Además de Tito y Héctor, que fueron mis primeras influencias, pero es obvio que desde siempre me he fijado mucho en Isaac Indart. Cuando me fui a Can Picafort, Juan Martin de Lokita y los dj’s invitados, ese house americano, sin duda me marcó mucho.
Por cierto, ¿Con qué estilo te sientes más cómodo?
– La verdad es que te diría que ahora pincho un rollo más ‘electronico’, ‘melodico’ y a la vez ‘afro house’. De todas maneras, no me gusta encasillarme en un estilo. Creo que la música va evolucionando y me considero un discjockey que sabe adaptarse a los tiempos.
Prefiero definirme por texturas. Es decir, creo que mi música se basa en la elegancia y frescura, si bien tengo raíces claramente baleáricas. Pero, definitivamente, no me gusta ponerme barreras.
Imagino que un punto de inflexión en tu carrera fue el nacimiento de Sub_Urban…
– Efectivamente. Tras el programa de radio, tener mi propio club y empezar a pinchar asiduamente, decidí dar el gran paso de montar mi propia promotora junto a Víctor (Vik-T). Poco antes, había tenido ya una primera experiencia en Menta con unas fiestas a las que llamamos Little Rouge. Era el año 2006.

Con Sub_Urban Music, trajimos artistas como M.A.N.D.Y, Alexander Kowalski o Anja Scheineder, Mathias Tanzmann entre muchos otros. Fueron tres o cuatro años espectaculares, donde además pinchaba habitualmente en el King Kamehameha, y en el Underclub. Además, me llegaron mis primeros bolos nacionales: Las Palmas, Barcelona (en el City Hall), Zaragoza…
En 2009, inicié con Isaac Indart un nuevo proyecto llamado Freeze (Era un poco Sub_Urban pero con otro nombre). Fueron otros dos años de trabajar con grandes deejays, como Paul Ritch o Joseph Capriati entre otros…
Luego, llegó la crisis y los clubs empezaron a cerrar. Recordarás que, aquella época en la que tuvimos la ocasión de trabajar alguna vez juntos, fue muy difícil. En 2010, me vi sin apenas bolos cuando los años anteriores tenía unos 15 cada mes. Fue duro para todos. Incluso, tuve que cerrar la revista de tendencias que dirigía: Concepto Magazine. Te reconozco que estuve a punto de tirar la toalla también con la música.
¿Y cómo remontaste?
– Tanto 2010 como gran parte 2011 fueron dos años duros. Estaba enfadado con todo el mundo y me frustraba no tener bolos. Tampoco me salía nada en el estudio, así que me pasaba los días cabreado. Y es que, además, durante ese tiempo fallecieron tres personas muy importantes en mi vida.
Todo cambió en septiembre de 2011, cuando Tato me convenció para ir a una movida de metafísica en Ibiza. La verdad es que fue todo muy ‘hippie’, en medio de una montaña en una villa super antigua, recuerdo que había un círculo de piedras para sentarse a conectar con los ovnis (risas).

La verdad es que aquello me ayudo a desbloquearme, porque parecía que mi cerebro estaba programado en modo negativo. Por ello, supongo que me pasaba los días discutiendo con todo el mundo.
Seguí los consejos que me dieron y, poco a poco, fui mejorando. Y en 2012, todo cambió. La madre de mi novia de entonces trabaja en el Purobeach y me dijo que estaban buscando un discjockey para su expansión internacional en Montenegro. Así que, bueno, les di un cd que había grabado en una fiesta que hice con Safari Club en Sa Lluna de Inca. Aquella sesión le encantó a su Director General, Peter Estebe, que me puso todas las facilidades para aceptar su oferta. Mis únicas condiciones fueron no volver a colgar carteles, flyers, ni tener que mover gente (risas).
Y al año siguiente, en 2013, Sub_Urban se convirtió en sello discográfico…
– Efectivamente. Ahora, once años después, contamos ya con más de un centenar de lanzamientos. En mi caso, calculo que habré sacado, entre originales y remezclas, unos 150 o 200 temas. Empecé a producir en 2005 gracias a Pedro Trotz, si bien el primer vinilo no salió hasta 2008. Fue en mi primer sello Malo Records que creamos junto a Isaac Indart.
Y después llegó la creación de SUM –ahora Touche Talent- by Sub_Urban Music como agencia…
Eso fue alrededor de 2015 y, sin ninguna duda, también lo considero como un punto de inflexión. Lo cree para gestionar la cartera de dj’s que tenia para Purobeach Palma y Puro Hotel, y en el primer verano, vendimos unos dj´s a un hotel de Cala Rajada. Luego, en el segundo, ya se sumaron varias cadenas hoteleras más.

Actualmente, cuento con un equipo formado por nueve personas, cuya base está en las oficinas que tenemos en Eusebio Estada. En total, tenemos unos 90 artistas en cartera y gestionamos unas 3500 actuaciones, solo en el periodo estival.
Años después, Peter dejó Purobeach para montar su propio local: el UM Beach House, en Portals. Así, creamos juntos la idea del primer local de ‘afro house’ en la isla. Por allí, los domingos, pasaron artistas como Floyd Lavine, FNX Omar o Cee ElAssaad, todos ellos ahora ‘tops’ del género. Fue una época muy divertida, en la que compaginaba mi residencia en Puro, hasta que llegó la pandemia.
Menudos tiempos…
– Fue duro. A nosotros, nos pilló en nuestro mejor momento, por suerte en verano pudimos hacer muchas actuaciones al aire libre.
En 2021, me llamó mi amiga Valeria, con la que ya había trabajado en Puro y UM, para ofrecerme el puesto de director artístico de Zuma a nivel mundial. La verdad es que me lo llegué a plantear, puesto que la oferta económica era muy suculenta. Sin embargo, tenía que irme a vivir a Dubai y yo no quería dejar mi empresa después de tantos años y esfuerzo.
En julio de ese mismo año (2021), me propusieron ir a Mykonos, donde viajé para hacer una «prueba». Pero no me gustó. De hecho, salí muy cabreado. Había demasiados directivos que no se ponían de acuerdo ni entre ellos (risas). Tres meses después, en octubre, volvieron a insistir y les propuse firmar, pero manteniendo base en Mallorca.
De esta manera, en noviembre empecé a trabajar con ellos. Me fui una semana a Londres, otra a Roma y quince días a Dubai para conocer la empresa y pinchar en sus locales. Fueron unos tiempos de gran crecimiento personal, puesto que me tenía que encargar de la contratación de los artistas, tanto residentes como invitados, que iban a los clubs que tenemos repartidos por todo el mundo: desde Ibiza o Madrid hasta Arabia Saudí, pasando por Qatar, Bangkog, Mykonos, Austria o Italia. Además, también era el responsable, por ejemplo, del diseño del equipo de sonido. Eso sí, te reconozco que sufrí mucho estrés con tanto viaje.
A lo largo de tu carrera has compartido cabina con artistas de gran renombre… ¿Qué es lo que más te fijas?
– Yo, la verdad, es que ahora no me fijo mucho en la técnica, puesto que la forma de pinchar no tiene nada que ver con la de antes. Así pues, me quedo con otras cosas, como en la energía que transmite el artista en la cabina. Un buen ejemplo es Pablo Fierro, que me recuerda a Erick Morillo, por su conexión con la gente. A nivel de psicología, me quedaría con FNX Omar por su manera de saber cómo leer la pista. Hoy en día, en las discotecas, los deejays tenemos que luchar contra los ‘selfies’. No es como antes, que la gente venía predispuesta a bailar.
Otro sería Paul Ritch, que vino a una fiesta de Sub_Urban en la que tú pinchaste. Él también lideró un nuevo sonido, como en su momento también hicieron Joseph Capriatti y Solomun. Supongo, que eso es lo que más atrae de un artista. Algo similar a lo que ahora ocurre con Keinemusik, aunque sea con un concepto que tira más hacia el ‘pop’. Pese a ello, han sabido manejar el negocio para que todo gire a su alrededor.
¿Cuál ha sido la fiesta de tu vida?
– Pues sin ir muy lejos, hace tan solo unas semanas viví un domingo muy especial en Lio Mallorca. Me sentí hasta abrumado con la conexión con la gente. También te destacaría un bolo en Dubai, donde estuve acompañado por un percusionista. Al día siguiente, la gente me reconocía en un beach club donde estábamos de tranqui. (risas). De las más antiguas, me quedaría con un ‘Al Rojo Vivo’, en Can Picafort, con J. Martin y José de Divina.
Imagino que, después de tantos años, tendrás alguna anécdota que contar…
– Te contaré una que me pasó hace años, cuando me contrataron para pinchar en una fiesta privada de cumpleaños en una mansión por Calvià. Al llegar, no había monitores. Así que no me quedó más remedio que improvisar. Con el paso del tiempo, se me pasó el cabreo, ya que los presentes no pararon de bailar desde que puse el primer disco. Y estuve unas nueve horas pinchando.
Desde entonces, voy cada año a pinchar por su cumpleaños a Suiza. Tenemos ya tanta confianza que, en una ocasión, me llamó de imprevisto para que le consiguiera un local para darle una sorpresa a su mujer junto a unos amigos. Son ya como familia (risas).
¿Qué cambiarías de la escena local?
– No sé si, en la realidad, tenemos escena. Como ya te dijo Ángel Costa en una de tus entrevistas, los festivales se han comido a los clubes. Tener muchos festivales es bueno, pero a la vez, para nosotros, supone un grave problema.
Una ciudad como Palma, por ejemplo, solo tiene Brooklyn Club y R33, poco más. Ahora ha llegado Lío Club con un buen planteamiento, pero es más Disco Club, un concepto más Global, o para todos los públicos, como era Tito’s.
Por cierto, ahora has arrancado un ‘pódcast’…
– Pues sí. Se llama ‘De noche y sin filtro’. Es una idea que llevaba tiempo rondado en mi cabeza, puesto que me gusta mucho todo aquello relacionado con el marketing. Me gustaría poder transmitir cómo funciona el negocio por dentro.
Te tengo que admitir que el primer episodio fue un poco de prueba. Como se iba a abrir el Lio Club Mallorca, aprovechamos para recordar Tito’s (IN) y aquello reventó de visualizaciones y comentarios. Además, a nivel personal, es una oportunidad para que te conozcan más de cerca.
Para acabar, ¿Qué consejo le darías a alguien que quiera aprender a pinchar?
– Esta es una muy buena pregunta. Como bien sabes, he ayudado a mucha gente a aprender a pinchar. Teniendo en cuenta el paso del tiempo, ahora le diría que empleara el tiempo en hacerse ‘play lists’. De esta manera, aprenderá a clasificar por géneros, algo que me parece fundamental para desarrollar una buena sesión. Además, de esta manera, encontrará su esencia. También le diría que no se ponga barreras. Es decir, que no se cierre en un estilo en concreto.
FAST CHECK
- Un deejay: Louie Vega
- Un productor: imposible decirte solo uno
- Un tema: “Timbuktu” de Jerome Sydenham y Dennis Ferrer
- Un estilo que no sea electrónica: flamenco
- Un club: Club Chinois (Ibiza)
- Un festival: ADE Festival (Ámsterdam)
- Una comida: sushi
- Una bebida: tequila
- Una película: ‘Origen’ (Christopher Nolan, 2010)
- Una serie: ‘Peaky Blinders’
- Un lugar para perderse: Sant Elm, en Mallorca