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César del Rio: “A Ibiza, la gente iba antes a bailar… ahora sólo va de postureo”

El protagonista de la entrevista de esta semana apenas necesita presentación. César Fernández Salellas (Palma de Mallorca, 1973), más conocido como César del Rio, es uno de los deejays más internacionales de nuestra isla. Residente durante varios lustros en Privilege Ibiza, repasamos con él sus más de 25 años tras los platos. Toda una carrera plagada de premios que le ha llevado a pinchar en clubs de todo el mundo.

¿Cómo y cuándo empezaste a pinchar?

Cuando era adolescente iba a las Galas de Tarde que había en aquella época. Trabajaba como relaciones públicas para sacarme unas copillas (risas).

Un día, el deejay residente de Villario (Santi Carretero) me dijo que metería un par de temas. Aquella fue mi primera experiencia. Más tarde, al cabo de un mes, ya me dejó solo en la cabina. Allí empezó todo.

En aquellas Galas de Tarde pinchaba un poco de todo. Desde rock a pop español, con grupos como La Frontera, Los Rebeldes o Loquillo y los Trogloditas.

La verdad es que nunca en la vida me hubiera imaginado que me dedicaría a esto. Ni mucho menos que también sería productor.

¿Y cuándo comenzaste con la electrónica?

Pues un par de añitos después. Ten en cuenta, que en aquellos años apenas había escena en la isla.

Todo empezó cuando convencimos al dueño de Villario para organizar un after. De hecho, le debo mi nombre artístico a ese club….

La verdad es que la apuesta nos salió muy bien y además de allí, también hicimos otros en Luna, lo que era Pachá, en el Paseo Marítimo. Ese era el after por excelencia. Tampoco puedo olvidarme de Cala Viñas ni de las Cuevas de Galdent.

Al principio éramos Francesco ‘El Católico’, Fernando Cerviño, Fernando Gullón y yo. Después, se unió Isaac Indart con el que formé el Djs Club. Posteriormente, llegaron José de Divina (con el que luego compartí casa en Ibiza) y Angelito. También estaba Miguel Ángel Bosch, que tristemente falleció. Para nosotros, su muerte fue un todo ‘shock’ que nos afectó mucho.

¿Por qué del Río?

Es un juego de palabras entre mi nombre de pila y Villario que salió de BCM. En concreto, de Toni Palmer. Me acuerdo llegar a la sala y ver fuera un cartel, escrito a mano, que anunciaba a un tal César del Rio.

Entré muy enfadado a la oficina para pedir explicaciones. Quería saber porque me habían reemplazado por un tío con mi mismo nombre. Para mi sorpresa, Toni (Palmer) me dijo que era yo.

Al principio, no me gustó nada ya que era la época de ‘La Macarena’ que cantaban… Los del Rio (risas).

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Tras el éxito en Mallorca, llegó el salto a Ibiza…

Efectivamente. En 1995, César de Melero me ofreció ir allí como residente del Privilege pero no me atreví. Al año siguiente, me volvió a llamar y me convenció.

Durante los primeros años, pinchaba tech house en la sala interior y un rollo más alegre y divertido en el Coco Loco.

Era una época muy difícil para los discjockeys locales ya que las promotoras extranjeras nos discriminaban por ser españoles. Tuvimos que luchar mucho para que nos tuvieran en cuenta.

Recuerdo que en más de una ocasión, el dueño de Privilege vino a buscarnos para que nos pusiéramos a pinchar porque el invitado de turno no conectaba con la gente. Y es que en Ibiza, éramos los residentes los que poníamos de moda los temas.

Era una época en la que la Winter Miami Conference tenía una gran importancia de cara al verano europeo…

Sin ninguna duda. Nosotros teníamos contactos con pequeñas distribuidoras que eran las que nos facilitaban los promos en vinilo. De allí salió, por ejemplo, el mítico tema ‘Planet Funk vol.2’, que nos llegó con el sello Manifesto de Judge Jules. Nadie, absolutamente nadie, lo pinchaba…. hasta que un día me lo encontré por la cabina tirado. Lo empecé a poner y fue todo un éxito. Incluso César de Melero quiso quitármelo (risas). Luego, salió por Serial Killer Vinyil.

¿Quiénes han sido tus influencias?

En este sentido, yo he sido muy autodidacta. Aunque bueno, he de reconocer que en mi casa, ya desde pequeño, escuchaba mucha música.

Tuve la suerte de que me educaron muy bien en ese aspecto, con mucha música negra y soul. A mis amigos que son padres, les insisto mucho con este tema. Creo que si te educan bien musicalmente, tienes mayor percepción para reconocer las cosas que tienen valor. Y eso, no le puede ir mal nunca a nadie.

En el mundo de la electrónica, me quedaría con gente como Pipi, César de Melero o José Padilla. Me impactó muchísimo ese estilo balearico, con la fusión que hacían con diferentes tipos de música. Aquello me parecía muy divertido y variado. Eso para mi es muy importante ya que en mis sesiones me gusta intercalar temas divertidos con otros más serios o melódicos. Personalmente, los sets lineales me resultan muy aburridos.   

Has pinchado con los mejores deejays del planeta. Técnicamente… ¿Con cuál te quedas?

A mí el que siempre me ha dejado alucinado es Cristian Varela con sus sesiones a tres platos. A diferencia de otros, él siempre varía su repertorio. Además, el tío es muy humilde, respetuoso y profesional. Y mira que musicalmente, poco tiene que ver conmigo.  

Como set, me dejó sin palabras uno de César de Melero en Bellmon, la parte de debajo de Bulevar Mediterráneo. Aquella noche, Isaac (Indart) y yo no dábamos crédito.

¿Por qué ha cambiado tanto el house?

Es verdad que antes los discos tenían un argumento. Pero eso ya ha pasado a la historia. Si te fijas, ya no hay éxitos del verano como fueron en su momento ‘Lady (Heard me tonight)’ o ‘Finally’.

Vivimos en una época en la que la música es efímera. Ahora, un tema dura horas. Por eso, todos pensamos que nuestra música enseguida se queda vieja. Antes, eso no era así. Un vinilo te duraba en la maleta años. Yo, por ejemplo, siempre portaba los de Kamasutra, el ‘Mahogany Roots’ de Hardfloor o ‘Eterna’ y ‘Positive Education’ de Slam. Eso creaba más conexión con el público, que conocía las canciones.

Evidentemente, también está el tema de la digitalización. No es lo mismo tocar un disco con tus manos que bajarte una canción que no te ha costado un euro.

Yo, en mis tiempos, me iba a Barcelona o a Londres a comprar mi música para diferenciarme del resto de deejays de la isla. Eso ahora es impensable. También me acuerdo que, cuando trabajaba en Acufase con Fernando Cerviño, hacíamos los pedidos escuchando los temas por teléfono.

A finales de los setenta, la música disco desplazó al rock. ¿Estamos viviendo ahora lo mismo con el maldito reggaeton y la electrónica?

Totalmente, aunque eso no quiere decir que la electrónica se haya acabado para siempre. Creo que estamos en un momento complicado pero que dentro de un tiempo, nuestra música volverá a enganchar a la gente.

Está claro que, en la actualidad, los más jóvenes no conciben la electrónica como nosotros. Creo que es porque no han vivido su evolución y eso hace que prefieran otros estilos.

Con tantos años detrás de los platos, imagino que tendrás muchas anécdotas…

Tengo millones (risas). Una de ellas tuvo lugar el Privilege con Marc Spoon, en paz descanse. Yo lo tenía como un mito, por ‘The Age of Love’, hasta que lo conocí. Fue un maleducado durante toda la noche. Cuando cerramos, le avisé de que tenía que sacar su maleta que estaba en la cabina. El tío subió y cuando llegó, me la tiró a la cabeza. Mi reacción instintiva fue lanzarle la botella que tenía en la mano. Por suerte, no le dio pero ni te imaginas la movida que se formó. Una semana después, el tipo volvió a Privilege… ¡Y no se acordaba de nada!

Sin embargo, lo más impactante me sucedió en una discoteca brasileña al aire libre que se llamaba Rio 40 Grados. Era 1998. En un momento, observé desde la cabina como todo el mundo se tiraba al suelo. Yo no entendía nada hasta que me avisaron que era porque había disparos. Enseguida desalojaron la sala pero me quedé muy impactando por lo sucedido.

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Por cierto, ¿cuál ha sido la fiesta de tu vida?

Me resulta imposible quedarme solo con una. Guardo muy buen recuerdo de las del Djs Club en Villario. Había una química entre nosotros muy especial. Además, disfrutábamos musicalmente los unos de los otros.

Las inauguraciones y cierres de Privilege también eran muy especiales, ya que venían muchos amigos. La energía era increíble. Aquellas eran nuestras noches, ya que nos dejaban pinchar unas cinco o seis horas rotando entre las tres salas. Todavía hay gente que se acuerda de temas que puse en algunas de esas sesiones.  

¿Qué sientes cuando ves que la discoteca en la que fuiste tantos años residente está ahora cerrada?

A mí me da mucha penita. Pero no solo por Privilege, que en su momento fue la discoteca más grande del mundo, sino más bien por toda Ibiza. La industria ha crecido mucho y ahora lo que más importa es el dinero. Sin duda, la isla ha perdido su esencia.

Antes, la gente iba a Ibiza a bailar música electrónica. Ahora, solo van por ‘postureo’. Solo piensan en hacerse fotos para subirlas a sus redes sociales, con sus ‘outfits’, olvidando que se están perdiendo el momento.

En nuestros tiempos, la fiesta era más auténtica. No había limitación de horarios. Nosotros, por ejemplo, abríamos los lunes Manumission a las 23.00 horas… y acabamos el martes al mediodía. Era una pasada acabar bailando con el sol entrando por esa inolvidable cristalera. Momentos como esos hacían de Ibiza algo único que la gente contaba y recordaba para siempre. Eso ya no existe.

Además de deejay, también eres productor….

Me empecé a interesar por el tema de producción gracias a unas cintas que se compraban en un mercado a José Padilla. Recuerdo en especial una que incluía una remezcla del tema ‘Shine On You Crazy Diamond’ de Pink Floyd que me tenía maravillado. La original, por cierto, la pone Iker Jiménez en la parte final de ‘Cuarto Milenio’.

Recuerdo que mi primer tema fue el Slicks ‘My Obssesion’ junto a Fernando Gullón. Después, llegaron ‘Luna Latina’, que también fue un éxito y otros muy recordados como ‘Cabrona’, ‘Siempre Juntos’ o ‘Midnite Rumors’, este último con Juan Magán, con el que grabé un álbum de flamenco.  

Entre producciones propias y remezclas, calculo que son entre 200 y 300 ‘tracks’. Muchos de esos temas tan solo se editaron en vinilos. Lamentablemente, con el paso a la digitalización, se han perdido.

¿Eres de poner tus temas o les acabas pillando manía?

Honestamente, me da vergüenza ponerlos. Lo veo muy egocéntrico. Me gusta más que los pongan otros. Eso mola mucho. Me acuerdo de ver a Josh Wink poner en el Coco Loco de Privilege mi ‘Luna Latina’. Después, vino a darme la enhorabuena.  Fue alucinante ya que era la época del ‘Higuer State of Consciousness’.

También tienes un Disco de Oro y varios premios como ‘Mejor deejay residente de Ibiza’….

En total fueron siete años consecutivos en los que gané el galardón que otorga la revista DJ Mag.

El Disco de Oro me lo dieron por el recopilatorio de Privilege en 2000. Vendimos casi 100.000 copias. Me acuerdo que me reuní con los de Vale Music, que aquel mismo año habían hecho historia con ‘Operación Triunfo’, para convencerles de que uno de los cd’s fuera con los temas completos, sin mezclar. Me costó, pero me salí con la mía y el tiempo me dio la razón ya que muchos deejays lo compraron por eso. De hecho, incluía uno de los temas más buscados de la época: el ‘Free at Last’ de Simon.

Después de dos años marcados por la pandemia… ¿Cómo se presenta este verano?

Estoy a tope de trabajo como ‘project manager’ en Lo Music, una empresa de organización de eventos que está en Inca. Gestionamos todo lo relacionado con tu evento, desde la contratación de Djs profesionales pasando por la elección de decorados y el montaje de tarimas, estructuras y servicios audiovisuales.

La verdad es que estoy encantado ya que tiene que ver con lo mío. Me encargo de la programación de músicos y deejays en hoteles, cines de verano y de otras muchas cositas.

Al llevar la programación de las cadenas hoteleras, también cojo algún que otro bolo. Además, tengo una residencia en El Peñón y viajaré en breve en Cádiz para pinchar en El Palmar. También me han llamado de la Fórmula 1 en Montecarlo (Mónaco) para la típica fiesta que organiza alguna marca para promocionar el evento.

Ahora soy mucho más selectivo con mis actuaciones, sobre todo sin son de noche. Además, tengo mi programa ‘Colores Mediterráneos’ en Who Electronic Music (90.5 FM) y tengo otra historia con Playa Sol Ibiza Radio. Se trata de un espacio mensual en el que no toco la electrónica.

Por último, ¿qué consejos le darías a alguien que está empezando?

Creo que lo fundamental es trabajar mucho sin perder nunca la humildad. También, considero que es muy importante tener paciencia puesto que, tarde o temprano, la oportunidad llegará.

FAST CHECK

  • Un deejay: Isaac Indart o César de Melero
  • Un productor: Kevin Yost o François Kevorkian
  • Un tema: ‘Eterna’ de Slam
  • Un estilo que no sea electrónica: Flamenco
  • Un club: Privilege Ibiza
  • Una comida: sushi
  • Una bebida: cerveza
  • Una película: ‘Amadeus’
  • Una serie: ‘La Serpiente’
  • Un lugar para perderse: Brasil

Tommy M. Jaume

Licenciado en periodismo, y con experiencia en prensa escrita, radio y televisión. Mallorquinista de cuna y de tercera generación. Apasionado de la música (en especial la electrónica), del cine, de la historia, del deporte (sobre todo del wrestling, la lucha libre americana) y de todo lo que tiene que ver con el misterio.

J. Fernández Ortega

Foto-Periodista especializado en politica, cultura y tendencias. Director de todo esto ( lasiestamagazine.com ). Vivo cerca del paraíso, escribo bajo la mirada de un objetivo, juego cabalgando sobre la luz, viajo para nutrirme de colores y siempre con poco equipaje.

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