El pasado sábado, un par de los legendarios zapatos de rubí que Judy Garland usó como Dorothy en la película de 1939 El Mago de Oz fueron vendidos por la asombrosa cifra de 28 millones de dólares en una subasta en Dallas. Esta venta no solo establece un récord como la transacción más alta para una pieza fetiche, sino que también resalta la perdurable fascinación por este clásico del cine.
Organizada por Heritage Auctions, la venta de los zapatos pertenecía a Michael Shaw, un coleccionista que los había adquirido en el 2015 por un millón. Estos zapatos forman parte de los cuatro pares que se sabe que aún existen, todos diseñados específicamente para Garland durante la producción de la película. La cifra final superó con creces las expectativas iniciales de 10 millones, estableciendo un nuevo estándar para las subastas de este tipo.
Un récord que destrona a otros clásicos
La suma alcanzada por los zapatos de rubí desplazó al famoso vestido blanco de Marilyn Monroe de The Seven Year Itch, que en 2011 fue vendido por 5.52 millones. Con impuestos y tasas adicionales, el precio total de los zapatos ascendió a 32.5 millones. “No hay comparación entre los zapatos de rubí de Judy Garland y cualquier otra pieza de memorabilia de Hollywood”, declaró Joe Maddalena, vicepresidente ejecutivo de Heritage Auctions.
El evento, cargado de referencias al mundo de El Mago de Oz, incluyó una vibrante subasta entre los postores, quienes elevaron las pujas en incrementos de 100,000 $ e incluso 800,000 $, provocando murmullos y aplausos entre los asistentes.
Más allá de los zapatos: otros tesoros de Oz
La subasta también ofreció otros objetos de la película, como el sombrero de la Malvada Bruja del Oeste, usado por la actriz Margaret Hamilton, que se vendió por casi 3 millones de dólares. Sin embargo, fueron los zapatos de rubí los que atrajeron todas las miradas, debido no solo a su simbolismo en la película, sino también a su turbulenta historia.
Estos zapatos han sido parte de intrigas dignas de un guion de Hollywood. En 2005, fueron robados del Museo Judy Garland en Grand Rapids, Minnesota, ciudad natal de la actriz. Tras más de una década desaparecidos, el FBI los recuperó en 2018 mediante una operación encubierta en Minneapolis. Los ladrones aparentemente creían que los zapatos contenían rubíes reales, pero en realidad las piedras son de vidrio.
La subasta, una batalla perdida para el museo
El Museo Judy Garland, que había recibido una subvención de 100,000 $ del gobierno de Minnesota para intentar recuperar los zapatos, no pudo competir con las altísimas ofertas. Janie Heitz, directora ejecutiva del museo, señaló que sabían desde el principio que no ganarían la puja. “Es un cierre de capítulo para nosotros, y eso está bien. Esto demuestra cuán importante sigue siendo El Mago de Oz para el mundo”, reflexionó Heitz.
A pesar de no adquirir los zapatos, el museo sí compró una pintura alusiva a la escena donde Dorothy defiende los zapatos de la Malvada Bruja. Heitz también reveló que planean usar el dinero restante para futuros proyectos relacionados con El Mago de Oz, como un campo de golf en miniatura temático.
Un legado eterno
Durante la producción de la película, se fabricaron al menos cuatro pares de zapatos para Garland, asegurando que siempre hubiera un repuesto en caso de daño. Según Rhys Thomas, autor del libro The Ruby Slippers of Oz, los zapatos vendidos el sábado aparecieron en algunas de las escenas más icónicas de la película, incluidas secuencias de la famosa canción «We’re Off to See the Wizard».
“Estos zapatos no son solo un símbolo del cine clásico, sino también un recordatorio del impacto cultural y emocional de El Mago de Oz”, destacó un analista. Garland, saltando y cantando con ellos, dejó una huella imborrable en la historia del entretenimiento.
El eterno brillo de los zapatos de rubí
Los zapatos de rubí de Judy Garland continúan fascinando al mundo, reflejando no solo la magia de El Mago de Oz, sino también la perdurabilidad de un buen relato y un diseño memorable. Con esta venta récord, el legado de estos zapatos se asegura, consolidándolos como uno de los tesoros más preciados de la historia del cine.
