El próximo 7 de marzo, los cines españoles serán testigos de una de las historias más fascinantes y poderosas de la fotografía y la Segunda Guerra Mundial: LEE MILLER, una película protagonizada por la magistral Kate Winslet. Tras su aclamado estreno mundial en el Festival de Cine de Toronto y su posterior paso por el Festival de Cine de Múnich, donde Winslet recibió el prestigioso Premio a toda una vida, esta producción llega con gran expectación.
Con acceso total a los archivos personales de Lee Miller, esta obra no solo explora la vida de una de las figuras más enigmáticas del siglo XX, sino que también se adentra en las cicatrices invisibles de una guerra que dejó marcas imborrables en quienes la vivieron.
La vida de Lee Miller más allá del objetivo
Lee Miller no fue una fotógrafa cualquiera. Fue una corresponsal de guerra valiente que, cámara en mano, desafió las barreras de género y los horrores de la Segunda Guerra Mundial para mostrar al mundo lo que otros intentaban ocultar. Antes de esto, había sido modelo, musa y artista, pero su verdadero legado comenzó cuando decidió contar la historia de la guerra desde una perspectiva humana y profundamente feminista.
Una vida de reinvenciones
La historia de Lee Miller es una oda a la transformación. Nacida en 1907 en Poughkeepsie, Nueva York, tuvo un comienzo brillante como modelo, llegando a ser portada de Vogue y colaboradora del icónico artista surrealista Man Ray. Junto a él, no solo aprendió las complejidades de la fotografía, sino que también co-creó técnicas innovadoras como la solarización, dejando una huella imborrable en el movimiento surrealista.
Pero su espíritu inquieto la llevó mucho más lejos. Dejó el glamour de las pasarelas y los estudios para abrazar el peligroso camino del fotoperiodismo durante la guerra. En sus propias palabras, “la guerra no solo se fotografía; se siente y se vive”.
Lee Miller y la Segunda Guerra Mundial
Como corresponsal acreditada para Vogue, Miller se sumergió en el epicentro del conflicto. Desde los bombardeos en Londres hasta la liberación de París y los escalofriantes campos de concentración de Dachau y Buchenwald, sus fotografías no solo documentaron la brutalidad del Tercer Reich, sino que también humanizaron a las víctimas.
Entre sus obras más icónicas destaca su autorretrato en la bañera de Hitler, una imagen cargada de simbolismo que encapsula la tensión entre el horror y la humanidad en tiempos de guerra.
Winslet, quien da vida a Miller en la película, describió su experiencia: “Lee no solo documentó la guerra. Luchó sus propias batallas internas, demostrando que algunas guerras no terminan en el campo de batalla.”
Un equipo de lujo detrás de la película
La producción de LEE MILLER es tan impresionante como la figura que retrata. El director de fotografía Pavel Edelman, el compositor Alexandre Desplat y el diseñador de vestuario Michael O’Connor—todos galardonados con premios Oscar—aportan un nivel excepcional de calidad. No es de extrañar que Kate Winslet haya sido nominada al Globo de Oro como Mejor Actriz de Drama por su interpretación conmovedora y visceral.
Legado duradero
A pesar de los años de silencio tras la guerra, el legado de Lee Miller ha resurgido gracias a los esfuerzos de su hijo, Antony Penrose, quien ha trabajado incansablemente para preservar su historia y su obra. Hoy, sus fotografías se exhiben en prestigiosos museos y su casa en Sussex, Inglaterra, es un centro dedicado a la preservación de su legado.
LEE MILLER no es solo una película; es un homenaje a una mujer que rompió moldes, enfrentó el horror de la guerra y capturó con su lente las verdades más incómodas de la humanidad. Su vida, marcada por la resiliencia y la reinvención, sigue siendo una inspiración para generaciones.
No te pierdas esta obra maestra a partir del 7 de marzo en los cines españoles. Descubre cómo el arte puede ser una herramienta de resistencia y memoria, y cómo Lee Miller, en su vida y su obra, transformó la forma en que entendemos la historia.