Abrasados por el sol, los británicos se disponen de quemar la calle central de Magaluf, Punta Ballena, horas antes el Gobierno de las islas publicaba un decreto en el que las tres calles más conflictivas del ocio nocturno en Mallorca tendrían que cerrar sus puertas durante dos meses.
Jóvenes británicos buscaban sillas en las que sentarse en las pocas terrazas que aun seguían abiertas en calles adyacentes a Punta Ballena, allí pudieron disfrutar de una «Noche calmada y ordenada» cómo comentaba y agradecía una vecina afectada por los ruidos desde hace años. Mientras algunos empleados se afanaban en quitar las pantallas de televisión de las terrazas que no se utilizaran este verano.
Calvianeses curiosos se acercaban a la famosa calle para cerciorarse del cierre de los establecimientos, «Lo malo es que se trasladaran a otras zonas» decían entre el murmullo de musica y voces de turistas.
Al llegar la noche, algunos ingleses optaron por comprar bebidas en los supermercados de la zona para continuar la fiesta en sus hoteles. Una fuerte presencia policial por parte de la Guardia Civil cuidaba que ciudadanos y turistas estuvieran seguros de carteristas, prostitutas y camellos, también llamaban la atención a aquellos que no llevaban la mascara puesta.