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Fabián Roelandt: “Pinchar en el ‘SónarVillage a Mallorca’ es un reconocimiento a mis veinte años de carrera”

Nacido en Barcelona hace 41 años, Fabián Roelandt llegó a nuestra isla cuando tan solo tenía seis meses. Luego, regresó a su ciudad natal para estudiar sociología. Allí, entre libros y apuntes, empezó a pinchar. Ahora, veinte años después, este mallorquín de adopción representará a ‘Sa Roqueta’ en el SónarVillage a Mallorca. La cita, este próximo sábado, en el Antiguo Aguapark de Calvià.

¿Cómo y cuándo empezaste a pinchar?

La verdad es que mi vida siempre ha estado rodeada de música ya que mi padre canta y toca la guitarra. Además, tiene una gran colección de vinilos que no dejaban de sonar en casa.

Desde pequeño he cantado. También he formado parte de algunos grupos al tocar varios instrumentos.

A los 17 años me fui a vivir a Barcelona para estudiar sociología en la Autónoma. Poco después, conocí a una gente de Sabadell, Terrassa y Cerdanyola. Ellos, por entonces, ya pinchaban. Y es que habían vivido los inicios de la ‘Ruta del Bakalao’ en Valencia. Un buen día, me dejaron sus Technics con algunos vinilos y empecé a practicar.

Mis primeros bolos tuvieron lugar en Ágora, una sala que montamos en Sabadell siendo estudiantes. Allí, es donde realmente empecé a pinchar. Era 2001. Además, también me encargaba de la percusión e incluso, en ocasiones, me animaba a cantar con el micro.

Un año más tarde, nos mudamos a otro club que se llamaba Can Vives y en 2003, llegué al Ciclik, una sala también en Sabadell de la que me empecé a encargar de la programación de todos los jueves. Aquella fue, probablemente, la época más emocionante. Y es que, cada noche, teníamos a 700 personas dando saltos.

¿Quiénes han sido tus influencias?

Depende del estilo, supongo. De pequeño, además de escuchar a mi padre con su guitarra, me llamaba mucho la atención Queen.

En cuanto a la electrónica, la presentación del ‘Poney EP’ de Vitalic en el Spunny (Sabadell) me marcó mucho. Tampoco me puedo olvidar al danés Trentemöller. Su manera de tratar los sonidos me impactó como productor. Otros que también me han influenciado son The Hacker, Miss Kittin y el francés Kiko. 

¿Con qué estilo te sientes más cómodo?

Me gusta que mis sesiones vayan evolucionando. Empezar con algo house o deep para terminar con algo más rápido, como electro pop o techno. Estos dos últimos son los estilos con los que me siento más cómodo ya que son muy enérgicos y la gente lo disfruta en la pista.

También soy mucho de melodías. A veces, como te he comentado antes, me sirven de base para cantar encima. Eso lo hacía más antes, pero me cansé. Ahora lo estoy retomando. De hecho, tengo pensando empezar mi sesión en el Sónar cantando un tema de mi grupo ‘Glymur’.

Un deejay que también forma parte de una banda…

Pues sí (risas). Desde los 14 años hasta ahora, habré estado en unos siete grupos.

Mi primera experiencia fue formando ‘Out Of Mind’ con mi vecino Eric. Ambos éramos adolescentes y tocábamos la guitarra. Estuvimos unos ocho años juntos y actuamos en lugares como Razzmatazz.

Dejé el grupo por falta de tiempo. Además, ya estaba empezando a pinchar y el tema de la producción me llamaba mucho la atención ya que había estudiado música.

Hace un par de años retomamos ‘Glymur’, un proyecto que abarca desde post rock hasta electrónica más ambiental.

Además de pinchar, estar en una banda y trabajar como educador social, también produces…

Efectivamente. Entre producciones y remezclas propias, tendré, aproximadamente, una treintena de ‘tracks’. Eso sí, en vinilo sólo hay diez ya que el resto salieron por sellos digitales.

En 2019, vio la luz mi álbum ‘Pieces of Me’ con Sinapsis, el colectivo de Barcelona al que pertenezco desde 2002. Es un trabajo con siete temas compuestos por mí del que me siento muy orgulloso ya que, de alguna manera, cierra el círculo que empezó en la Ciudad Condal.

Y eres el orgulloso padre de dos niñas…

La mayor, que se llama Claudia y tiene 9 años, toca el violín. Y lo hace bastante bien. Es capaz de sacar de oído temas como el de la película ‘El último mohicano’ o alguna de Rigoberta Bandini.

Jara, que tiene 6 años, toca el piano. La profesora está muy contenta con ella. Nosotros queremos que disfrute como lo está haciendo.

Por cierto, supongo que te habrán preguntado mil veces por qué sigues pinchando en vinilo…

No soy nada purista ni intento convencer a nadie de que pinchar con vinilos es mejor que hacerlo de otra manera. 

Supongo que yo lo sigo haciendo por romanticismo, aunque me suponga un mayor coste económico que al menos me ayuda a ser más selectivo. Evidentemente, esta decisión me ha cerrado muchas puertas porque hay salas que ni siquiera tienen platos.

Antes, empezar a pinchar era un proceso que se prolongaba durante meses o incluso años si querías hacerlo en un club. Todo ello, por no hablar de que todos tus ahorros te los gastabas en música. Ahora, la cosa es muy distinta…

Con tantos años detrás de los platos, imagino que tendrás muchas anécdotas…

Algunas tengo (risas). Recuerdo una noche en Sabadell en la que estaba pinchando una remezcla de Tiga de un tema de Martini Bros. Entonces, apareció uno de ellos en la cabina para firmarme el disco. La verdad es que fue un momento muy divertido y toda una sorpresa puesto que yo tenía ni idea de que estaba en la sala.  

Por cierto, ¿cuál ha sido la fiesta de tu vida?

Como deejay, todos los jueves en Ciclik fueron un regalo. Nunca olvidaré aquellas noches en las que acababa cantando encima de la cabina con cientos de manos levantadas en la pista. En esa época ya estaba con  Susana, mi mujer. Ella siempre me ha apoyado y me ha acompañado por todo. Incluso, cuando me mudé un año a Zaragoza fue capaz de cambiar su trabajo como enfermera y podóloga para trabajar de camarera en el Reset, un club en el que yo tenía una residencia.

Más tarde, alrededor de 2006, disfruté mucho pinchando con nuestro amigo mutuo Jordà en Sunjai, un festival que tuvo lugar con miles de personas en el Poliesportiu de Búger que contó con Marc Marzenit como cabeza de cartel.

Otra que me gustaría destacar tuvo lugar el pasado año en el Freedonia, un club situado en el barrio de El Raval, en Barcelona.

Ahora estoy encantado con las noches que organizo bajo el nombre de ‘Vinyl is the answer’ en el Mutante.

Y este próximo sábado, pincharás en el SónarVillage A Mallorca…

Estoy muy emocionado por ello ya que se trata de una especie de reconocimiento a mis veinte años de carrera. Cuando me llamaron, me alegré mucho. Creo que mi álbum ‘Pieces of me’ ha ayudado para ser el elegido entre varias propuestas.

La de este próximo sábado es, sin duda, la actuación que me ha generado más ilusión. Ten en cuenta, que yo en Barcelona iba siempre al Sónar de Día. Así que, pinchar en su versión mallorquina es un regalo para mí. 

¿Hasta cuándo te ves pinchando?

No lo sé, la verdad. Tampoco me preocupa en exceso. Lo que sí que sé es que cuando acabe, añoraré la sensación de pinchar durante el resto de mi vida.

De todas maneras, en un futuro cercano, me gustaría dedicarme más a tocar en un grupo ya que eso parece no tener fecha de caducidad.

Por último, ¿qué consejos le darías a alguien que está empezando?

Es una pregunta muy difícil. Considero que es fundamental que disfrute y, sobre todo, si quiere dedicarse a esto de manera profesional que se cuide. Es muy importante encontrar un equilibrio emocional a todos los niveles.

También que se aleje de criticar y de envidias. Es decir, que se alegre si un colega suyo va a pinchar a algún sitio. Hay que tener paciencia.

Por otra parte, que aproveche los recursos que hay hoy en día. Poner un tema detrás de otro con un ‘sync’ o algo similar no tiene arte.   

FAST CHECK

  • Un deejay: Ángel Molina o The Hacker
  • Un productor: Vitalic
  • Un tema: The Hacker ‘Fadin’ Away’ (Dima rmx)
  • Un estilo que no sea electrónica: Grunge
  • Un club: Ciclik
  • Un festival: Sónar (de día)
  • Una comida: al ‘arrós brut’ de mi abuela
  • Una bebida: cerveza
  • Una película: ‘Cinema Paradiso’
  • Un lugar para perderse: Khopan Gan (Thailandia)

Tommy M. Jaume

Licenciado en periodismo, y con experiencia en prensa escrita, radio y televisión. Mallorquinista de cuna y de tercera generación. Apasionado de la música (en especial la electrónica), del cine, de la historia, del deporte (sobre todo del wrestling, la lucha libre americana) y de todo lo que tiene que ver con el misterio.

J. Fernández Ortega

Foto-Periodista especializado en politica, cultura y tendencias. Director de todo esto ( lasiestamagazine.com ). Vivo cerca del paraíso, escribo bajo la mirada de un objetivo, juego cabalgando sobre la luz, viajo para nutrirme de colores y siempre con poco equipaje.

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