La duquesa de Sussex, Meghan Markle, ha vuelto a hacer una entrada triunfal en el mundo digital con el lanzamiento de su nueva empresa, ‘American Riviera Orchard’. Este proyecto, presentado a través de su cuenta de Instagram, promete ofrecer una amplia gama de productos de cocina que van desde vajillas y copas hasta deliciosas jaleas y mermeladas.
El perfil de Instagram de esta nueva aventura empresarial muestra un logotipo que lleva el nombre de ‘Montecito’, el lujoso barrio de Santa Bárbara (California) donde reside la duquesa junto a su esposo, el príncipe Harry, y sus dos hijos. La biografía de la cuenta declara orgullosamente: «Por Meghan, la duquesa de Sussex. Fundada en 2024».
El nombre de la marca ha despertado especulaciones sobre su conexión con Santa Bárbara, conocida como la ‘Riviera estadounidense’ debido a su encantador clima y paisaje. La primera publicación en la historia de Instagram de la marca muestra a Meghan Markle recolectando flores y disfrutando de la cocina, acompañada de la canción ‘I Wish You Love’, de Nancy Wilson.
Este retorno a las redes sociales marca el fin del silencio digital que Markle y el príncipe Harry mantuvieron desde 2020, cuando dejaron de usar la cuenta @SussexRoyal tras retirarse de sus funciones como miembros activos de la familia real británica.
En cuanto a su ausencia en las redes sociales, Meghan Markle explicó en la Conferencia Fortune Most Powerful Women Next Gen Summit de 2020 que tomó la decisión de preservarse a sí misma al evitar tener cuentas personales, una elección que encontró beneficiosa para su bienestar.
La reaparición de Markle en las redes sociales coincide con una tormenta mediática en torno a la monarquía británica, desencadenada por la controversia sobre una foto retocada que la princesa de Gales, Kate Middleton, compartió en su cuenta con motivo del Día de la Madre. La propia Middleton admitió haber alterado la imagen, mientras que persisten las preguntas sobre la salud de la realeza, especialmente después de que se sometiera a una cirugía abdominal en enero.
A pesar de los esfuerzos de la familia real por restar importancia al incidente, este ha generado dudas sobre la credibilidad de los comunicados emitidos desde el Palacio de Kensington, especialmente cuando el rey Carlos III está en tratamiento oncológico y el príncipe William ha reducido sus funciones.