En una primavera neoyorquina de hace exactamente un siglo, la editorial Charles Scribner’s Sons lanzaba al mercado una novela que prometía capturar el espíritu de una época. Escrita por un joven y brillante autor llamado Francis Scott Fitzgerald, El gran Gatsby no fue recibida con el entusiasmo que su creador esperaba. Apenas 20.000 ejemplares vendidos en su primer año, reseñas tibias y un autor frustrado que moriría en 1940 sin imaginar el legado que dejaría tras de sí.
Hoy, El gran Gatsby es una de las obras más influyentes de la literatura universal. Traducciones a más de 40 idiomas, millones de copias vendidas cada año, adaptaciones cinematográficas memorables y un lugar privilegiado en el canon escolar estadounidense. Pero, ¿qué tiene esta novela de poco más de 200 páginas para seguir fascinando cien años después?
Una historia de amor, lujo y mentiras

Ambientada en el verano de 1922 en Long Island, El gran Gatsby narra la historia de Jay Gatsby, un millonario misterioso obsesionado con recuperar el amor de Daisy Buchanan, su antigua amante, ahora casada con otro hombre. Todo contado desde el punto de vista de Nick Carraway, un narrador testigo que llega al East Egg y descubre una sociedad superficial, corrupta y hedonista.
El texto es una crítica feroz al sueño americano, que Fitzgerald define no como una aspiración legítima, sino como un espejismo decorado de oro y champán. Gatsby no representa el éxito, sino la tragedia del que cree que el dinero puede reescribir el pasado.
La redención póstuma de Fitzgerald
Tras su fracaso inicial, El gran Gatsby fue rescatado gracias a las ediciones distribuidas entre los soldados estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Aquella relectura en las trincheras convirtió a Gatsby en un símbolo de un país que volvía a soñar tras la devastación.
En los años 50, la crítica revalorizó la novela, destacando su prosa lírica, su estructura impecable y su profundidad simbólica. Desde entonces, Gatsby no ha dejado de brillar, y hoy es lectura obligatoria en escuelas, universidades y clubes de lectura en todo el mundo.
Adaptaciones e influencia cultural
El cine ha contribuido de manera decisiva a la popularización del mito. La versión de 1974, con Robert Redford como Gatsby, y especialmente la de 2013, dirigida por Baz Luhrmann y protagonizada por Leonardo DiCaprio, han marcado generaciones. La banda sonora de esta última, producida por Jay-Z, actualizó el relato con un enfoque contemporáneo que conectó con nuevas audiencias.

Además, el personaje de Gatsby ha sido reivindicado por músicos, artistas, diseñadores y pensadores. Desde Lana del Rey hasta Kanye West, pasando por memes, ilustraciones y desfiles de moda inspirados en el art déco, el legado de la novela está más vivo que nunca.
Centenario conmemorativo y relecturas actuales
Durante este 2025, numerosas instituciones culturales están rindiendo homenaje a la obra. La Biblioteca Pública de Nueva York, la Universidad de Princeton (donde estudió Fitzgerald) y el propio sello Scribner han organizado exposiciones, conferencias, reediciones anotadas y clubes de lectura globales. También se han publicado ensayos que actualizan las lecturas de la obra desde perspectivas de género, raza y clase.
Uno de los temas que más interés genera hoy es la crítica al materialismo y la desigualdad, dos cuestiones más vigentes que nunca. Gatsby es hoy, para muchos lectores jóvenes, el símbolo del burnout, del amor no correspondido y del capitalismo emocional.
¿Por qué sigue siendo relevante El gran Gatsby?
Las palabras clave que han sostenido el interés por la novela —sueño americano, amor imposible, riqueza y decadencia— son también las que explican su posicionamiento SEO. Cualquier búsqueda sobre literatura del siglo XX, grandes novelas estadounidenses o representaciones del capitalismo en la ficción acaba llegando, irremediablemente, a Gatsby.
Gatsby, el eterno faro verde

El faro verde al final del muelle, metáfora central de la novela, sigue guiando a generaciones de lectores que buscan entender el lugar de sus propios sueños en un mundo incierto. Como escribió Fitzgerald, “so we beat on, boats against the current, borne back ceaselessly into the past”. Así navegamos todos, cien años después, con Gatsby como brújula literaria y moral.