Los primeros días de julio, la artista sueca Helena Falk inauguró en la galería de arte de los almacenes Rialto Living en el centro de Palma, su sexta exposición individual. Se trata de ‘Another coffee at Café Mediterráneo’, una serie compuesta por nueve pinturas sobre papel craft y cuatro impresiones giclée sobre papel de alto gramaje.
A primera vista parecería una serie de bonitas ilustraciones decorativas de vivos colores. Sin embargo, al recorrer la exposición una segunda vez aparece un mundo algo más complejo, personal, que plantea algunas interrogantes interesantes.

Si bien en una anterior exposición Falk mostraba escenas de mulatas fumadoras aburridas detrás de un bar en el chiringuito caribeño o escenas de pic-nic improvisados en la playa con pizza y gaseosas, en esta nueva propuesta prácticamente evita la presencia humana en sus papeles. En doce de las trece obras expuestas, la pintora representa naturalezas muertas a través de estanterías que bien podría ser un colmado, un supermercado de barrio o la alacena de casa. Estanterías repletas de productos de conserva enlatados o enfrascados, frutas, verduras, trozos de tarta y objetos de cristalería esperando a ser utilizados o consumidos con avidez.
En otras de sus pinturas, representa escenas de espacios culinarios interiores donde encontramos mesas servidas de comidas, bebidas y postres aún sin tocar. Aquello abre al espectador la pregunta sobre sus comensales. ¿Dónde están? ¿Qué ha pasado con ellos? ¿Aún no han llegado o han abandonado sus mesas sin tocar bocado? Pueden ser una alegoría a la ausencia, al abandono, o bien una invitación al juntarse, a compartir y disfrutar momentos especiales. Podemos encontrar en las obras de Falk una doble lectura.

Una pizzería italiana, una pescadería griega, un café francés, otro marroquí, una chocolatería mallorquina o un bar griego hacen directa referencia al Mediterráneo y su cultura gastronómica, que sale de la estricta imaginación de la artista. La obra titulada ‘Oriental Room’ es la única pintura distinta al resto. Se trata de una habitación de claro estilo marroquí. La pieza, además, es la única donde encontramos una presencia humana a través de la representación de una mano que extiende en una bandeja un vaso de un líquido gaseoso. La habitación está vacía. ¿A quién ofrece entonces aquella mano ese brebaje, al espectador? ¿Nos invita a pasar, beber y recostarnos a descansar en una tranquila noche oriental? La interrogante queda abierta.
Helena Falk lleva siempre consigo un cuaderno de dibujo en sus distintos viajes. Esos cuadernos se van llenando de bocetos y notas de todo lo que le inspira en cafés, bares y restaurantes que de regreso a su taller en Estocolmo, representa en su caballete a través de colores vibrantes en formatos medianos.
Es interesante en la pintura de Falk la particular elección de sus soportes. El papel craft, conocido como un material de embalaje, le sirve para realizar sus composiciones, que crea sobre él con pinturas de gouache, caracterizadas por permitir un color más puro e intenso que las acuarelas. También indaga en el collage selectivo con el mismo papel craft o papeles de distintas texturas utilizados con fines culinarios, creando composiciones coherentes, funcionales para su propósito.

Al hablar con Falk sobre su propia obra, sus materiales y el proceso creativo para sus composiciones, sorprende la humildad de la creadora hacia su propio trabajo, admirable. La artista que ya supera su séptimo decenio de vida, se declara autodidacta y especifica que pinta solo porque le gusta y que lo viene haciendo desde hace décadas, en especial después de jubilarse. Sin embargo, hay otra historia detrás, que de autodidacta, poco. Eso queda al descubierto en su propia pintura, que demuestra un conocimiento a cabalidad del uso de los colores primarios, los complementarios y el resto de la paleta cromática que maneja con inusitada maestría. Con ellos juega a su antojo en completa libertad pero con una calibrada experimentación compositiva, sumamente concreta.
Y es que Falk, formada en la década de los sesenta en el mundo de la moda y la publicidad, ha desarrollado a lo largo de las décadas una prolífica carrera como diseñadora textil e ilustradora de pañuelos, manteles, paños de cocina y otros tejidos utilizados en el mundo de la moda. En ese oficio, la creadora se ha mantenido a lo largo del tiempo con un perfil bajo, detrás de la cortina, alejada de los focos y el ojo público, que convierte su obra en aún más valiosa, en aún más conmovedora. Ha compaginado siempre su afición por la pintura con su carrera profesional como ilustradora y directora de arte en el país escandinavo.
La exposición ‘Another coffee at Café Mediterráneo’ si bien se trata de una muestra breve, de obras seleccionadas, es un regalo para la vista y los sentimientos, que rescata lo mejor del simple goce de la vida por esta parte del mundo, sus costumbres, colores y sabores. Asimismo, su creadora es un regalo para el mundo del arte decorativo, contemporáneo y el diseño a través de la humildad, la pasión, el ímpetu y la generosidad de lo que un artista debiese representar. Falk es una artista completa y su pintura generosa. ¿Si acaso tendría alguna de sus pinturas colgadas en mi casa? Si, todas. Visitela, porque se alegrará.