El renacimiento valenciano

Quienes hayan pasado por tragedias provocadas por la naturaleza, que nunca pregunta ni da explicaciones, saben de qué va el tema y no es ninguna broma. No lo es para Valencia ni sus habitantes, donde la furia de la DANA arrasó con todo a su paso. Sus efectos provocaron desastrosos desenlaces y específicamente en el área que nos compete, el de las Artes Visuales, se dejó sentir como un puñetazo directo a la nariz.

Decenas de creadores lo perdieron todo, quienes aún levantan escombros y quitan el barro como pueden. Sus consecuencias golpearon al sector con especial cizaña. Pero también es cierto que quienes sobreviven a un drama semejante, saben que lo único que queda es levantarse, sanar sus heridas, reinventarse y seguir hacia adelante. En estas situaciones se activa un muy especial interruptor interno que provoca mirar todo a tu alrededor de otra manera, primero con humildad, en silencio. Después facilitando poner todo en orden, en su lugar, darle a las cosas el valor que tienen, pero tampoco más del que realmente merecen.

SPORTING CLUB RUZAFA

Eso parece haber sucedido en Valencia, que ha experimentado una transformación artística y creativa que lejos de hundirla, la ha catapultado a unos niveles de calidad notables. Así ha sido posible apreciarlo durante tres días de recorrido por distintos espacios, desde los institucionales hasta los alternativos, donde las sorpresas se han agolpado una tras otra de manera incesante.

El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), que ha vuelto a la normalidad después de tiempos convulsos, abre sus puertas a la gran exposición retrospectiva ‘Ritmos, tramas y variables’, de la reconocida artista local Soledad Sevilla. También es posible apreciar en otras de sus salas la obra pictórica y escultórica del también valenciano Julio González, cuya extensa obra forma parte de la colección de la entidad. El plato fuerte es ‘Suspensión de la incredulidad’, una muestra de Simone Fattal (Damasco, 1942). En ella el espectador encuentra mayoritariamente una selección de obras elaboradas en cerámica, que abarcan interpretaciones personales desde el antiguo Egipto hasta el misticismo suní y la tradición grecorromana. Su obra se inspira en la mitología a través de piezas escultóricas en relación a figuras históricas del Mediterráneo. La obra de Fattal bebe de su propia historia. Nacida en Siria y criada en El Líbano, estudió filosofía en París y se estableció como artista en Beirut. Tras la guerra civil libanesa se traslada a California, donde funda The Post-Apollo Press, una editorial ecléctica. Entre sus exposiciones más notorias destacan las realizadas en el MoMA de Nueva York, la Whitechapel de Londres o su participación en la Bienal de Venecia en el año 2019.

SIMONE FATTAL IVAM

Otro espacio de referencia en la ciudad, el Centre del Carme de Cultura Contemporánea (CCCC), ofrece a los visitantes la muestra ‘Artistas Valencianos en la Colección Carmen Thyssen’, organizada conjuntamente con el museo de la baronesa Thyssen Bornemisza. Una selección de obras perteneciente a su colección personal, repasa trabajos de artistas como Antonio Muñoz DegrainIgnacio Pinazo, José Benlliure o Joaquín Sorolla. La exposición recorre algunas obras de los pintores valencianos que desarrollan su carrera a lo largo de los siglos XIX y XX. En la misma colectiva, Chema Sicar presenta un proyecto de realidad aumentada que abre un diálogo entre el pasado y el presente. 

JOSE ANTONIO PICAZO

La comunidad galerística destaca también por una oferta artística de alto valor, tanto las asociadas a LaVac como aquellas que se mantienen independientes. Si existe una galería que ha puesto a Valencia en el mapa internacional, esa es sin duda Gabinete de Dibujos. Creado por Luis Urdampilleta y Consuelo Vento Martí, este espacio se ha destacado desde su creación a ser uno de los muy pocos dedicados a la práctica del dibujo, como a los puentes que esta práctica establece con otras técnicas. Así lo demuestra la exposición crítica ‘Todo va a salir bien’ de la dupla compuesta por Ernesto Casero y Santiago Talavera. Destaca la obra de Casero, que indaga en una minuciosa investigación relacionada con la desaparición de múltiples especies alrededor del mundo.

Cercana al mercado de Ruzafa, la Galería Vangar apuesta por artistas jóvenes, sin hasta el momento haber superado ninguno la cuarentena. ‘¿En qué puedo pensar ahora?’ Es la exposición de la andaluza Elena Núñez Mallán. A través de pinturas y dibujos de diversos formatos, Núñez Mallán indaga en el universo del cómic, específicamente en las nubes o espacios de textos presentes en los tebeos, que protagonizan sus obras de una manera abstracta con ciertas inclinaciones arquitectónicas, visualmente coherentes. 

En el casco histórico se ubica otra nada despreciable cantidad de galerías de arte. Una de ellas es Shiras Galería, donde el artista Ricardo Escavypresenta ‘Eucromía’. Se trata de una serie de pinturas tridimensionales, volumétricas, elaboradas en metal. Son piezas interesantes y decorativas las de esta serie, que a ratos recuerda a Peter Halley. Escavy explora visualmente la armonía cromática y las posibilidades de crear ilusiones ópticas.

RAFA DEL CORRAL

Muy cerca de Shiras se encuentra una de las galerías más antiguas y especiales. Hablamos de Luis Adelantado Gallery. Esta galería no sólo es especial porque fue una de las primeras y únicas en España e Iberoamérica que abrió convocatorias públicas para encontrar artistas noveles de todo el mundo, con quienes siguen trabajando después de muchos años. Es especial también porque se trata de un espacio de más de cuatro plantas, un auténtico edificio dedicado y acondicionado exclusivamente para acoger exposiciones artísticas. En esta ocasión ofrecen al visitante la colectiva titulada ‘En las noches más oscuras lucen las más brillantes estrellas’. La muestra está compuesta por trabajos de Pablo Capitán del Río(Granada), Fuentesal & Arenillas (Huelva/Cádiz), Eleni Gkinosati (Atenas), Lullin & Ferrari (Zurich), Mercedes Mangrané (Barcelona), Eduardo Martín del Pozo (Madrid), Antonio Menchen (Toledo), Belén Rodríguez (Valladolid), Silvestre Moros (Llíria), Cristina Spinelli (Madrid) y Darío Villalba (San Sebastián). Destaca el trabajo de Silvestre Moros, que crea cuadros escultóricos con madera en formas orgánicas de una delicadeza admirable. 

Por la misma zona, un ático guarda celosamente la Galería Ana Serratosa. En ella, en un ambiente acogedor, se despliega el talento del escultor valenciano Enrique Asensi. Su muestra, ‘Piedra, dice’, reúne una serie de finas y espléndidas esculturas creadas en la mezcla calibrada y perfecta entre la piedra y el acero, como en una suerte de conversación íntima entre el artista y el material. De la crudeza de sus materias primas, crea romances entre ellas destinadas a durar por el resto de la eternidad. Destaca también su obra de joyería. Con ingenio, a través de una serie de pequeñas piezas, el artista logra literalmente que una obra colgada en la pared pase a transformarse en un objeto ornamental. Asensi es brutal. 

En el histórico barrio de El Carme, cercano al IVAM y al CCCC, una galería independiente llama poderosamente la atención por su singularidad. Se trata de Volta Gallery. Fundada por Lamia Mohacht hace cinco años, este lugar es prácticamente una experimentación completa sobre la relación entre el arte y la arquitectura. Su último proyecto se llama ‘Atlas of Remoteness’, creado por el singular Institute for Lineal Research de Liechtenstein. Y es un proyecto colaborativo que circula en torno al recorrido a pie por diversas partes del mundo en línea recta que culmina en publicaciones espectaculares, verdaderos objetos de colección. Ciertamente, una propuesta de visita obligatoria.

Volviendo al barrio de Ruzafa, la recién inaugurada Blacklight Gallery abre su segunda exposición colectiva. Especializada en obra figurativa, la exposición ‘Dreamland’ abre la puerta a un mundo onírico, embrujante. En ella participan artistas de gran dominio pictórico, donde se cuentan Brian Viveros, Cedric Laquiese, Cova Orgaz, Dos Diablos, Gingerland, Irolando Gattorno, Luciano Sánchez, Malojo, Nunzio Paci, Olga Esther, Paula Segarra, Pollyanna Dee, Raúl Guerra, Rodrigo Romero, Xevi Vilaró y el siempre impactante Troy Brooks, que nos transporta a otra dimensión. En la parte trasera de la galería, otro mundo recibe al visitante, o mejor dicho al alumnado, ya que el espacio cuenta con una academia propia de dibujo y pintura con diversos programas formativos.

Si de prácticas pictóricas se trata, Valencia celebra por estos días la exposición de finalistas del ‘XXIV Premio Nacional de Pintura de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos’ en el Espai d’Art Contemporani de El Corte Inglés. El certamen bianual organizado por la principal entidad artística de la comunidad autónoma ha premiado este año a la ya conocida creadora Estefanía Serrano Soriano. A ella se suman otros nueve pintores seleccionados de alto nivel: Michael Schmeja, Pedro Herraiz, Pilar Buitrago, Oskar Navarro, Gustavo Alba, Raúl Collado, Elisa de la Torre y Carlos Montoya.

Las monumentales instalaciones de la Real Academia de Bellas Artes colindan muro a muro con otro edificio de visita imperdonable. Ese es el Museo de Bellas Artes de Valencia, en cuya colección permanente, depositada por el Museo Nacional del Prado, guarda discretamente y alejado de bullas joyas que deben ser vistas, entre ellas, el autorretrato de Diego de Velázquez y piezas de nombres troncales de la historia del arte comoFrancisco de Goya, Van Dyck,Tiziano, Boticelli, Zurbarán, El Greco o El Bosco.

Saliendo del circuito comercial e institucional, cabe detenerse en una auténtica revolución artística que se está cociendo en la ciudad, que nos transporta específicamente a la calle Sevilla, en el corazón de Ruzafa. Rodeada de bares, restaurantes, tiendas vintage o de diseño, estudios arquitectónicos y edificios afrancesados, esta calle es un hervidero donde vale la pena meter las narices. 

Cualquiera creería que el Sporting Club Ruzafa es un centro deportivo, y es que efectivamente fue un histórico centro de entrenamiento especializado en boxeo. Pero lo de hoy es radicalmente distinto. El ‘Sporting’ es un auténtico centro dinamizador de la oferta cultural, donde confluyen charlas, presentaciones de libros, espectáculos de artes escénicas y sobre todo es una concentración de talleres de artistas, donde el movimiento no para. 

En este espacio de 500 metros cuadrados, nos encontramos a bocajarro con los mundos de los artistas Rafa del Corral, la performer Lucía Peiró, el fotógrafo Fernando Rincón, Josie McCoy, Maite Bäckman, Tina McCallan, Ximo Micó, la arquitecta María José Ballester y el fallecido artista Curro Canavese, cuyo espacio de trabajo se mantiene intacto desde la desaparición del creador. El Sporting recibe a los visitantes con una librería y una sala de exposiciones temporales, que por estos días acoge a ‘Col[g]ages’, de Cordula Hesselbarth, donde a través de estructuras colgadas y disposiciones lumínicas, crea diálogos íntimos a través de la proyección de sombras sobre los muros, conmovedores, en especial el dedicado al vuelo de las mariposas. Destaca la obra pictórica de Rafael del Corral, de fuerte inspiración arquitectónica. El artista logra crear obras de enorme prolijidad técnica, minuciosa, el dominio de luces y sombras con una pincelada segura y concreta. A través de sus estructuras, Del Corral transmite un mundo interior de luces y sombras, una personalidad única que al final del camino es un canto a la vida, a la esperanza, a que todo será mejor, a ser felices. Su pintura es una obra muy generosa. Pone a la pintura al servicio de la arquitectura y a la arquitectura al servicio del arte con una connotación profundamente íntima y espiritual. Del corral es un artista generoso, que lo hace completo y valioso.

Destacable es también el trabajo de Ximo Micó. El valenciano indaga en las posibilidades comunicativas de la materia. Su discurso es crítico y limita y traspasa el concepto de las fronteras: las geográficas, las sociales, las personales y lo transmite a través de sus investigaciones estrictamente matéricas a través del uso de las texturas sobre el lienzo y el papel. Visiblemente inspirado en la obra de Tàpies, Micó es un artista que logra crear composiciones imposibles sobre soportes poco convencionales que es capaz de articular armónicamente. Si bien su discurso es altamente crítico, su obra logra expresarlo de una manera reflexiva, adulta y estética. No merece menos reconocimiento la pintora Josie McCoy. Su obra pictórica con frecuencia de veladuras es de una delicadeza conmovedora.  

Justo arriba del Sporting se encuentra el taller del artista Miguel García Cano. Su pintura son paisajes de carreteras solitarias, nocturnas, con el mar de fondo y su inmensidad iluminada por la luz de la luna. Su obra transmite una soledad al principio abrumadora, que sin embargo, al ejercitar una contemplación reflexiva, invitan a esa paz y tranquilidad que se logra únicamente a través de la introspección.   

A un suspiro de distancia, en la misma calle Sevilla, otro espacio abre nuevos mundos igual de valiosos. Se trara de Color Elefante, que en su pasado funcionó como galería de arte y que goza de varias décadas a sus espaldas. En él, nueve artistas desarrollan su obra personal en estudios compartidos. Notable resulta la obra de dos de sus creadores: Jesús Poveda, que crea piezas sutiles con un alto dominio de los no siempre fáciles colores fosforescentes, y Jorge Fortea, con sus piezas bidimensionales donde da bellas formas a la madera, el metacrilato y las luces led, inspirándose en temas tan diversos como el sexo, la mitología, la religión o la espiritualidad.

Entre el Sporting y Color Elefante se encuentra el estudio de José Antonio Picazo, un creador reposado y multidisciplinar que abraza, entre otras disciplinas, la pintura, el grabado, el arte digital y la impresión 3D con colaboraciones continuas con otros artistas. El trabajo de Picazo, sobre todo en pintura, grafica a un artista que sabe lo que hace, partiendo por su paleta cromática. Indaga también en la sociedad, en sus estructuras, que traspasa al lienzo con precisión, rigor y elegancia. 

Con todo y después de haber visto la obra de más de 60 artistas (que no fueron todos, ni de lejos), puedo asegurar a ciencia cierta que Valencia y su tejido artístico nos da una gran lección. Nos enseña sobre cómo una ciudad, después de una tragedia que les dio de puñetazos, desde sus principales instituciones artísticas hasta sus sectores más independientes y alternativos, son capaces no sólo de sobreponerse al dolor y las dificultades, a reinventarse, seguir hacia adelante y renacer con más bríos que antes, con aún más garbo, sino también, de ofrecer todo lo que tienen y hacen con generosidad, con humildad, de vivir y ofrecer una oferta cultural abierta y cosmopolita, de calidad, y hacerlo con una sonrisa, abrirte las puertas de sus casas y como si eso no bastase, invitarte una copa y contarte un chiste. El renacimiento de Valencia es palpable, se siente en el aire y en las calles, en su gente y sobre todo en sus artistas, y es de justicia que lo sepan. Ha sido un auténtico lujo.

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