El 25 de marzo de 1975, Arabia Saudita fue testigo de uno de los episodios más traumáticos de su historia contemporánea: el asesinato de su monarca, Faisal bin Abdulaziz Al Saud, a manos de un sobrino que cambió para siempre la percepción de la seguridad en la Casa de Saud. Casi cinco décadas después de aquel magnicidio, la figura de Faisal sigue siendo clave para entender el presente del reino, sus reformas, y su política internacional. La historia del regicidio ofrece una perspectiva sobre el equilibrio entre tradición y modernización en uno de los países más conservadores del planeta.
Este artículo explora los antecedentes, el perfil del rey Faisal, las circunstancias del asesinato y sus consecuencias. También plantea las teorías que han rodeado el crimen durante estos 50 años. Un suceso que no solo marcó un antes y un después en la historia de Arabia Saudita, sino que dejó cicatrices aún visibles en la política del Golfo.

¿Quién fue el rey Faisal y por qué su muerte conmocionó al mundo árabe?
Faisal bin Abdulaziz Al Saud, hijo del fundador del reino, fue el tercer monarca saudí, ocupando el trono desde 1964 hasta su asesinato en 1975. Se le recuerda como el artífice de la modernización de Arabia Saudita, responsable de sentar las bases del estado saudí contemporáneo.
Entre sus logros destaca la reforma de la administración pública, la creación del Ministerio de Justicia y su apuesta por modernizar la educación, incluida la controvertida apertura de las escuelas para mujeres. La introducción de la televisión estatal, la prohibición de la esclavitud y el establecimiento de infraestructuras clave consolidaron su imagen como un “despota ilustrado”, según diversos historiadores.
Sin embargo, Faisal mantuvo siempre una política de mano firme en cuestiones religiosas y sociales. Su discurso dejaba claro que el reino se regía por la sharía islámica. Como declaró en una ocasión: “Nuestra constitución es el Corán”. Este equilibrio entre modernización económica y conservadurismo social fue el sello de su mandato.
En el plano internacional, su liderazgo durante la crisis del petróleo de 1973 y el embargo a los países occidentales que apoyaban a Israel tras la guerra del Yom Kipur elevó su estatus a nivel mundial. Faisal pasó a ser una figura respetada y temida, considerado el paladín de la causa palestina y de la unidad islámica.

El asesinato en Riad: un magnicidio que paralizó a la monarquía saudí
El 25 de marzo de 1975, Faisal se encontraba recibiendo a visitantes en su majlis, el salón donde los reyes saudíes ofrecen audiencias públicas. Entre ellos se hallaba su sobrino, Faisal bin Musaid, hijo del príncipe Musaid bin Abdulaziz.
Sin previo aviso, el joven se acercó al monarca y, tras inclinarse para besarle la cabeza como marca la tradición, extrajo una pistola y le disparó dos veces en la cabeza. El rey Faisal fue trasladado al hospital, donde falleció minutos después. El autor del crimen fue detenido de inmediato.
Las autoridades saudíes declararon que Faisal bin Musaid padecía problemas mentales y actuó de manera aislada, negando conspiraciones dentro o fuera del reino. Sin embargo, la versión oficial nunca convenció del todo.
¿Venganza familiar o conspiración internacional?
La hipótesis más aceptada sostiene que el crimen fue una venganza personal. Diez años antes, el hermano mayor del asesino, Khalid bin Musaid, había muerto a manos de la policía saudí cuando trataba de sabotear una torre de televisión, al considerar que la tecnología violaba los preceptos islámicos.
Algunos analistas apuntan a que el príncipe Faisal bin Musaid, tras pasar varios años en EE.UU., regresó radicalizado y con deseos de ajustar cuentas familiares. Otros, sin embargo, han alimentado teorías conspirativas sobre la posible implicación de potencias extranjeras, interesadas en frenar el liderazgo de Faisal en la política petrolera mundial. Hasta el momento, no existen pruebas concluyentes que avalen esta última versión.
En junio de 1975, el regicida fue ejecutado por decapitación pública, siguiendo el estricto código penal saudí. Fue el cierre oficial a un episodio que dejó atónito al mundo.
La sucesión y la estabilidad del reino tras el magnicidio

A pesar de la conmoción, la transición de poder en Arabia Saudita fue rápida y sin sobresaltos. Ese mismo día, el príncipe Khalid bin Abdulaziz fue proclamado nuevo rey. Su estilo más discreto y conservador aseguró la continuidad de la política de Faisal, manteniendo la alianza con EE.UU. y reforzando la posición del reino como líder del mundo islámico.
La estabilidad saudí tras el magnicidio sirvió para consolidar un modelo rentista basado en los ingentes ingresos petroleros, y alejó el fantasma de posibles revueltas o golpes de Estado, como los que derrocaron otras monarquías árabes en la segunda mitad del siglo XX.
El legado de Faisal bin Abdulaziz: entre la modernización y el islamismo político
Hoy, el nombre de Faisal sigue resonando en Arabia Saudita y en el mundo islámico. Es considerado el padre de la modernización saudí, sin cuya visión estratégica difícilmente se entendería el papel actual del país en la geopolítica global.
Entre los hitos que mantienen vivo su legado se encuentran la King Faisal Foundation, el King Faisal Hospital en Riad y la mezquita Faisal en Islamabad, Pakistán. Incluso ciudades como Faisalabad llevan su nombre en reconocimiento a su liderazgo islámico.
Además, el actual proceso de modernización liderado por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, conocido como Vision 2030, es visto como una continuación del impulso reformista de Faisal, aunque en un contexto globalizado y mucho más complejo.
El crimen que marcó el destino de Arabia Saudita
El asesinato de Faisal bin Abdulaziz sigue siendo un hito histórico que divide opiniones, pero sobre el que existe un consenso clave: fue un crimen que cambió el curso de Arabia Saudita y sentó las bases para su estabilidad futura. Su figura, entre el reformismo y la tradición, es todavía hoy una referencia para quienes buscan entender el difícil equilibrio que rige la monarquía saudí.