La finca Can Guida, situada en el fértil Valle de Sóller, Mallorca, ha sido testigo de un impresionante proceso de transformación. Gracias al arquitecto Vicenç Mulet y el paisajista Pere Bennassar, este lugar emblemático ahora refleja un diseño que honra tanto su historia como la sostenibilidad.
El valle, conocido por sus huertos y naranjos, ha sido un punto de intercambio cultural y comercial durante siglos, especialmente con Francia y Cataluña a través del puerto de Sóller. Entre los ilustres visitantes del pasado, destaca Madame Colette, una ciudadana suiza cuya vida y obra se entrelazan con la esencia de Can Guida.







Madame Colette: El Alma Artística de Can Guida
Madame Colette, pintora y fotógrafa suiza, vivió en una casita de aperos en la finca, inmersa en un mundo de beatas y marineros. Su arte, centrado en plantas endémicas y flores, fue altamente valorado por boticarios e investigadores de jardines botánicos. Su legado inspiró el documental “La maleta de Madame Colette” de Cesc Mulet, y su espíritu artístico perdura en el rediseño de la finca.

Un Jardín que Refleja el Paisaje Mallorquín
El jardín de Can Guida, originalmente una vasta extensión de césped rodeada de naranjos, ha sido completamente reimaginado. Mulet y Bennassar han creado un diseño que organiza las diferentes partes de la finca a través de caminos principales, generando un recorrido coherente y evocador.
El diseño del jardín se inspira en la tradición afrancesada, con ejes que crean perspectivas sorprendentes y parterres que delimitan y otorgan carácter a diferentes zonas. Además, elementos como una fuente-acequia, inspirada en Carlo Scarpa y la influencia árabe, añaden un toque de poesía y funcionalidad.



Un Recorrido Sensorial
El recorrido por el jardín comienza con un espacio que emula la clastra de las grandes casas rurales de Mallorca. Este área, organizada por un damero de setos, sirve como zona de estacionamiento y mantiene su geometría clara cuando no hay coches presentes.
El camino hacia la casa principal, pavimentado con el mismo damero, guía a los visitantes a través de una entrada rodeada por muros de naranjos. Al cruzar este muro, se abre una vista panorámica del jardín, con un salón verde frente al porche elevado que ofrece una perspectiva inigualable de la Sierra de Tramuntana.
Integración de Elementos Clásicos y Modernos
A medida que se avanza por el jardín, los parterres se elevan para formar muros a nivel de banco, y los caminos perpendiculares llevan a zonas de descanso y una piscina oculta entre los naranjos. Estos espacios se configuran para ofrecer privacidad y confort, con una disposición que recuerda a la cultura americana, en honor a los propietarios.



Las especies vegetales, cuidadosamente seleccionadas por Bennassar, crean pequeños escenarios que varían según la exposición al sol, el riego y el viento. Estas áreas floridas, situadas estratégicamente a lo largo de los caminos y frente a la pérgola, añaden color y vida al jardín.
Una Transformación Interior Minuciosa
La transformación no se limitó al exterior. En el interior de la casa, la cocina se abrió al comedor y la sala, dispuesta a diferentes alturas, ofreciendo un espacio más fluido y moderno. En el piso superior, se adaptó una habitación a sala de estar y se reformaron los baños según las especificaciones de los propietarios.
Un Legado de Emoción y Belleza

Vicenç Mulet y Pere Bennassar han logrado transmitir la emoción y la belleza que Madame Colette encontró en Can Guida. Este rediseño no solo respeta el espíritu del lugar, sino que también lo eleva, combinando sostenibilidad y arte en una sinfonía de diseño paisajístico y arquitectónico.
Can Guida, con su rica historia y su nuevo diseño, se erige como un testimonio de la armonía entre la tradición y la modernidad, un refugio donde la naturaleza y la creatividad convergen en perfecta sintonía.