¿Cómo y cuándo empezaste a pinchar?
Lo mío viene de familia. Y es que mis hermanos mayores también eran deejays, aunque de manera amateur. Uno de ellos era el que abría la sesión en Zorba’s, allá por los años ochenta.
Mis platos fueron unos Akijama que me regaló uno de mis hermanos. El pitch iba con una palanquita, una especie de bracito. De la mesa, ni me acuerdo.
¿Recuerdas tu primer bolo?
Imposible olvidarlo (risas). Fue en una gala de tarde en la Royal Suite de Riu Palace y Juan Campos me echó de la cabina por lo malo que era. Él se había fijado en que la música que compraba en su tienda (Discos Oh!) era diferente a la del resto de clientes, quienes se gastaban su dinero con artistas como Dr. Alban o Snap! Yo, en esa época, tenía unos 14 años y me desplazaba desde el Coll d’en Rabassa en bicicleta.
Recuerdo que Juan (Campos), con el que años después trabajé en su tienda, me dijo: “Chaval, esto no es lo tuyo”. Y eso, evidentemente, me picó. En ese momento, le pedí a mi padre, que era mecánico de aviación, que me trajera unos platos en condiciones (unos Technics) desde Canarias, que era donde estaba destinado. Entonces, me puse en serio a trabajar, echándole muchas horas. En un momento dado, ya con casi 16 años, grabé una cinta y se la llevé a Juan Campos. Él fue a su coche a escucharla y le gusto, puesto que el siguiente domingo ya estaba pinchando en Riu. Si hoy estoy aquí sentado contigo, es por él.


¿En qué momento consideras que cambió tu carrera?
Supongo que con mi primer bolo pagado. Fue en la discoteca Physical, en Cala Rajada. Era el verano 1991. Fui con mi amigo Kristian Rando, con el que he trabajado durante muchos años. De hecho, tuvimos hasta una tienda de discos (Virus) juntos.
Me acuerdo de que, cuando entramos, estaba sonando el “The Whistle Song” de Frankie Knuckles. Me tuve que adaptar al sitio y al público, que era mayoritariamente extranjero de vacaciones. Pese a ello, fue bastante bien y me sirvió mucho como aprendizaje. Y es que, para mí, hay dos tipos de deejays. Por una parte, está el residente. Es el que abre y cierra, puesto que conoce la sala y controla al público. Luego, está el que llega con su maleta a hacer una sesión. Ahora, todos son así. Es decir, van a una sala a hacer su sesión, sin tener en cuenta la hora en que le pongan y sin importarle quién haya pinchado antes o el que lo hará después.
Antes, había un deejay que te hacía un ‘warmp up’ pensado para ti. Llegabas a la sala y tenías a la gente comiendo de la palma de tu mano. A él no le importaba, era su trabajo. Eso lo echo de menos.
De todas formas, déjame decirte que yo no comparto la famosa frase de “tiempos pasados fueron mejores”. Cada generación tiene su música, sus clubes y sus recuerdos.
Creo que mucha de la culpa de que los artistas que vienen de fuera se encuentren fuera de lugar o que pinchen música que no toca es de los promotores. Simplemente, porque contratan deejays que no es el adecuado para el tipo de público que mueven.
Regresando a la pregunta, otro momento muy importante tuvo lugar en 1995, cuando Angelito nos reunió para formar los Djs Club. Éramos César del Río, José de Divina, Miguel Ángel, él y yo. Sin duda, aquello significó nuestra consagración. Tuvimos residencias en Villario, Es Fogueró y BCM, donde llenábamos la sala durante los sábados de invierno.
¿Quiénes son o han sido tus influencias?
A nivel musical, yo me he fijado mucho en César (del Río). Él empezó más o menos en la misma época y siempre tenía los discos que los demás queríamos tener. Se movía mucho para conseguir música nueva viajando a Londres, Barcelona o Ibiza.
En la técnica, había un deejay en los ochenta que se llamaba Paco Loco que pinchaba en La Sirena, un local que estaba en Cala Major, donde está ahora el Star Girls. Era un animal. Jamás he vuelto a ver a nadie como él en las mezclas, mezclando estilos, o scratcheando. Mis hermanos también tenían cintas suyas. Me acuerdo que, cuando las escuchaba, me decía “yo quiero ser como este”. Por cierto, ahora está en Canarias.
Tampoco me puedo olvidar de Paco Belucci, que estuvo en aquel programa de Telecinco llamado ‘La Quinta Marcha’ junto a Penélope Cruz y Jesús Vázquez. Era un deejay a seguir.

Además de Paco Loco, ¿Qué otros artistas te han impresionado más por su técnica?
Otros que me parecen unos animales son Chris Duckenfield y Josh Wink. También Óscar Mulero, que es una bestia, aunque sea de un palo totalmente diferente al mío. Me alucina su capacidad para hacer que un equipo suene bien. Nadie mejor que él saca partido de los soundsystems. Es muy importante saber ecualizar para que los equipos no se saturen. Las luces rojas están para algo (risas).
Hablando de estilos ¿Con cuál de ellos te sientes más cómodo?
Me siento a gusto con diferentes estilos. Ahora mismo, dentro de lo melódico me mola el rollo progressive. Lo rítmico, como el minimal o el tech house, no me pone tanto. Eso sí, está constando, ya que la gente viene de un palo más tribal y drum, con mucho efecto y en, mi opinión, poca calidad.
Salvo aquella época en el Underclub con minimal y techno, en las que casi no había producciones de otros estilos, siempre en mis sesiones han sonado melodías, ya sea con deep, house, techno o progressive.
Imagino que, tras tantos años pinchando, tendrás alguna anécdota….
Una que nunca olvidaré tuvo lugar en El Garito, en 2006 o 2007. Me puse a pinchar pronto, alrededor de las 23:30 horas. Poco después llegó un señor, que se pidió una copa y se sentó enfrente de la cabina. Estuvo allí hasta las cuatro de la mañana, toda la sesión.
Esa noche yo no estaba fino. Cuando acabé, el tipo me señaló y a continuación, puso uno de sus pulgares hacia abajo. Y tenía toda la razón del mundo. Han pasado años, pero esa crítica todavía me duele.
¿Cuál ha sido la fiesta de tu vida?
Ha habido muchas. Pinchar en sitios como Ministry of Sound (Londres) o en Privilege y Space fue muy especial y lo recordaré siempre.
Y supongo que también las de Cala Viñas, donde recuerdo que en una de ellas cerraste con el ‘Chase the sun’ de Planet Funk y la gente empezó a corear tu nombre…
Las cuatro fiestas que organizamos en Cala Viñas (en verano, a finales de los noventa) fueron una barbaridad. Tuve que trabajar mucho –montando y probando el equipo, buscando seguridades e incluso estando en la puerta cobrando- y las disfruté de otra manera. Cuando me tocaba pinchar ya estaba reventado (risas). Me acuerdo que en la última, tiramos fuegos artificiales y fue brutal.
Por cierto, ¿Por qué no te fuiste a Ibiza?
Mucha gente me lo pregunta y yo siempre les contesto que es que me encanta Mallorca. De todas maneras, nunca tuve una oferta en firme para marcharme, aunque hubo una época en la que tenía muchos bolos. Si me hubiera quedado allí, quién sabe lo que hubiera pasado.
No me arrepiento de haberme quedado. Estoy muy orgulloso de lo que he conseguido aquí en Mallorca y noto mucho respeto de parte de los compañeros de profesión.

Además de deejay, también eres productor…
Mi carrera arrancó, bajo el pseudónimo de ‘The Monarch’ con el ‘I like the work you work it’ que produjo Juan Campos. Fue un pelotazo a nivel mundial que me abrió las puertas para participar en las tres primeras ediciones del famoso recopilatorio ‘Professional Dj’s’.
Después llegaron otras producciones como el ‘Virus pt.2’ que tuvieron mucho éxito. De hecho, Sander Kleinenberg me mando un email para preguntarme si podía incluirla en un recopilatorio de Global Underground. Flipé mucho (risas) y le mandé una copia del disco a su casa.
Anthony Pappa, Steve Lawler, Hernán Cattáneo, Dj Disciple y Tom Novy son otros artistas que han incluido temas míos en alguno de sus recopilatorios. Entre los que han pinchado algún track mío, destacaría a Laurent Garnier, Carl Cox, Clive Henry y Dj Chus.
Entre producciones y remezclas, tendré más de 300 temas. Nunca he dejado de producir, aunque reconozco que no he sido lo constante que tendría que haber sido. De eso sí que me arrepiento mucho.
Saqué cosas con Dj Chus, Wally López y con sellos americanos que funcionaron muy bien. Si en ese momento hubiera sido constante en el tema de la producción, creo que me habría ido bastante mejor.
De todas maneras, gracias a mis producciones he tenido la suerte de pinchar en países como China –donde compartí cabina con Clive Henry-, Reino Unido, Alemania, Bélgica, República Checa, Argentina e Italia.
¿Cuáles son tus próximos proyectos como productor?
Ahora estoy trabajando con grandes sellos como Glasgow Underground, Naked Music o Nite Grooves. Lo hago con mi pseudónimo de ‘Tatsu’, que creé para diferenciar este rollo deep de otros estilos. La verdad es que ha gustado. Incluso, llegué a tener el número 1 del género en Traxsource.
Además, también tengo desde 2017 mi propio sello, Induction Muzic, que ya tiene cien referencias con gente como Dubman F, Guri, Sebas Ramis, Hurlee, Álex Caro, Sote de Lino… Me gusta dar oportunidades a artistas de aquí, ya que sé que es muy duro cuando rechazan tus trabajos. Eso sí, ahora entiendo más a los que en su momento me rechazaron.
¿Dónde te podemos ver pinchar próximamente?
En Carnaval, el próximo sábado 18 de febrero, estaré con vosotros (Zulos Club) en Es Molí y el sábado 4 marzo pincharé en el Shamrock. Además, tengo una residencia mensual en el Brooklyn Club.
Por cierto, ¿Qué cosas cambiarias o no te gustan de la escena local?
Es una buena pregunta por qué no es fácil de contestar. Creo que falta un poco de personalidad. Hay muy pocos deejays que tengan un estilo propio. A veces me da la impresión de que ponen todos los mismos temas.
Siempre digo que, cuando vas un club sin saber quién pincha y lo reconoces por su estilo, eso es una buena señal. Vosotros (Zulos Club), por ejemplo, tenéis, dentro de un amplio abanico, vuestro rollo. Y a mí, eso me mola.
Por último, ¿Qué consejo le darías a alguien que está empezando?
Le diría que aprendiera a pinchar con vinilos. Eso es un arte. Además, luego lo agradecerá cuando cambie de formato.
Por otro lado, le aconsejaría que hiciera un curso de Community Manager y así tendrá más oportunidades. En el arte de poner música se debería de imponer el talento, pero ahora se valoran más los ‘likes’. En las redes, hay mucho vendehúmos.
FAST CHECK
- Un deejay: Chris Duckenfield
- Un productor: Rampa
- Un tema: Sydex “Induction”
- Un estilo que no sea electrónica: pop inglés
- Un club: Villario
- Un festival: Cala Viñas
- Una comida: sushi
- Una bebida: Coca – Cola
- Una película: ‘Interstellar’ de Christopher Nolan (2014)
- Una serie: ‘Lost’
- Un lugar para perderse: Formentera