“Max Richter’s Sleep”: Una película para ver en duermevela

Max Richters Sleep 1

Atlàntida Mallorca Film Fest estrenó en España este documental sobre el proceso de gestación y las diferentes representaciones que ha tenido el espectáculo “Sleep”, del compositor Max Richter, con una duración de más de 8 horas y que invita al público a dormir mientras los músicos actúan sobre el escenario.

Tn el esencial documental “El hombre que diseñó España” conocimos que el diseñador y artista José María Cruz Novillo, autor de muchos de los logos de las grandes empresas y entidades españolas que conocemos, ha dedicado los últimos años de su vida a un empeño fitcarráldico: las llamadas «obras cronocomórficas”. Mediante una sucesión matemática y aleatoria de colores que a su vez son notas musicales, Cruz Novillo expuso en Arte en 2010 la composición “Diafragma dodecafónico 8.916.100.448.256, opus 14”, una pieza con una duración de más de 3,3 millones de años que puede seguirse en directo en Internet.

El empeño de Cruz Novillo es más conceptual que creativo. Él ha ideado este complejo sistema matemático que va disponiendo una nota tras otra de manera automatizada. Nada que ver con la mucho más modesta en duración pero igual de ambiciosa “Sleep”, de Max Richter, una canción de más de 8 horas de duración que invita al público a dormir mientras los músicos la interpretan en directo. Richter, compositor de moda responsable de las deliciosas bandas sonoras de películas como “El Congreso” y series como “The Leftovers”, ha estado años componiendo una obra que consta de más de 200 páginas de partituras, y que pretende mediante la música entrar en contacto y relacionarse con la mente dormida, adecuándo las notas, ritmos y vibraciones al movimiento de las ondas cerebrales mientras estamos dormidos.

“Max Richter’s Sleep”, documental de Nathalie Jones, cumple con la difícil misión de trasladar al lenguaje audiovisual una manifestacion cultural tan única, una obra que sólo existe mientras se representa frente a esos espectadores tumbados en camillas militares de esas que suele haber en los campos de refugiados. El film alterna declaraciones del propio Richter, su esposa (y en parte ideóloga del proyecto) Yulia Mahr, y diversos asistentes a alguno de los conciertos de “Sleep”, con la propia música, a la que en ocasiones cede espacios extensos del metraje. La propia liturgia del evento, las imágenes de recurso empleadas y sobre todo la placidez de “Sleep” propician que esta sea una de aquellas películas que uno puede sentir mientras se está durmiendo, cerrando los ojos cuando la música monopoliza la atención del film, entreabriéndolos cuando surge alguna declaración. En ese estado de consciencia tan particular que es la ensoñación es probablemente como mejor puede disfrutarse este documental, aunque como el propio Richter afirma sobre “Sleep”, no hay reglas preconcebidas y cada uno debe relacionarse con la obra como desee.

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