Los 7 atardeceres más mágicos de Menorca: rincones donde el sol se despide en silencio

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El próximo 21 de junio diremos adiós definitivamente a la primavera. Las altas temperaturas llegarán de la mano de las vacaciones escolares y los viajes. El verano es la época preferida para descubrir mundo o país (hay quienes prefieren practicar el turismo nacional). Sólo para el mes de agosto del año pasado, la DGT tenía previstos más de 48 millones de desplazamientos por carretera. Cataluña, Islas Baleares, Canarias, Andalucía, Comunidad Valenciana y Comunidad de Madrid fueron las regiones de España que más turistas extranjeros recibieron. Sin duda, los destinos de costa le ganaron la batalla al campo y a la montaña.

Con todo y con eso, aunque Mallorca fue el destino principal (el más elegido por los viajeros internacionales), hay otro punto del mapa que tampoco se queda atrás en las estadísticas: Menorca. En un año, la isla de donde procedía la familia materna de Albert Camus (el escritor francés de La Peste) llegó a recibir casi 18 millones de viajeros. Esta cifra, que supone un aumento prácticamente del 4 %, se debe a las temperaturas suaves de Menorca, que se mantienen durante todo el año; a la gastronomía local; a sus calas y playas, bañadas por el azul intenso del mar; a la arquitectura talayótica, y a estos rincones que apuntamos aquí enseguida.

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Son un total de siete espacios de la isla donde los viajeros podrán contemplar los atardeceres más mágicos de Menorca. Además, llegar a estos lugares es muy fácil: sólo hay que recurrir al alquiler de vehículos en el aeropuerto, que se encuentra en el primer municipio por donde empezamos la lista: Mahón.

El sol se funde con el mar en el puerto de Mahón

Con unos 30.000 habitantes, Mahón madruga en el este de la isla. Un par de siglos antes de Cristo, la localidad ya había sido fundada por el hermano de Aníbal, aquel cartaginés que se suicidó antes de claudicar ante los romanos. De hecho, Mahón debe su nombre a Magón, el hermano de Aníbal.

Aunque la capital de Menorca ofrece algo más allá de la costa: el Portal de Sant Roc, la Iglesia de Santa María y el Teatro Principal de Mahón (que organiza visitas guiadas), creemos que el puerto de esta pequeña ciudad menorquina es el mejor escenario para observar el atardecer. Proponemos hacerlo a bordo de alguno de los barcos con patrón que hay disponibles en la zona.

Escalar para tocar el sol antes de caer la noche

Los otros dos puntos que recomendamos están a unos cuantos metros de altitud. El primero es el Monte Toro, la montaña más alta de la isla (supera los 300 m). Coronando la cima, está el Santuario de la Mare de Déu. De origen medieval, esta construcción data del siglo XIII y está dedicado a Nuestra Señora de Monte Toro, la Patrona de Menorca.

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Vistas desde el Castillo de Santa Águeda
(fotografía compartida por Bonnin Sanso, DiscoveryMenorca.com)

El segundo punto elevado desde el que disfrutar del crepúsculo menorquín es el Castillo de Santa Águeda, que se alza imponente a 264 metros de altitud. Éste toma el nombre de la colina, situada en Ferreries, un pueblo que conserva todavía la esencia de la Menorca dedicada a la artesanía del calzado y la bisutería.

Despedir al sol como hacían los ricos

En Ciutadella, se encuentra la plaza des Born, un hermoso enclave en pleno centro histórico de esta ciudad menorquina. La vegetación en ella presente se muestra al turista rodeada de edificios importantes como el del Ayuntamiento o el del Palacio Salort, cuyo interior se puede visitar perfectamente antes de despedirse del sol en el exterior, en la propia plaza.

El sol se esconde de los animales de la Albufera

Igual que la Comunidad Valenciana, y en concreto la provincia de Valencia, es conocida por su famosa Albufera, Menorca tiene su propio Parque Natural S’Albufera des Grau, donde se organizan visitas guiadas durante los meses de julio y agosto. Los horarios de la tarde, al ser de 18 a 20:30 h (aproximadamente), permiten disfrutar del atardecer en esta zona húmeda de 5.100 hectáreas, la más grande de toda la isla.

En el propio Parque Natural, es posible encontrar ejemplos de talaiots, unas construcciones que los expertos sitúan en la Prehistoria y que son exclusivas de dos islas de España: las islas Gimnesias, es decir, Mallorca y Menorca.

S’Albufera des Grau destaca, sobre todo, por la variedad de aves que moran en ella. No obstante, aparte de águilas pescadoras (y compañía), este espacio plenamente natural también alberga erizos, tortugas de tierra y sapos baleares que, especialmente, llamarán la atención de los más pequeños.

La luz del sol desaparece para que los faros alumbren

Hay dos faros donde ver el atardecer en Menorca se convierte en un auténtico espectáculo de colores: el Faro de Favaritx y el Faro de Cap d’Artrutx. El primero está en la propia S’Albufera des Grau, en el cabo de Favarich (que le da nombre). El segundo se alza, en cambio, en el cabo de Artrutx.

El origen de este otro se remonta al siglo XIX, lo que lo convierte en el segundo faro más antiguo de Menorca. Próximo a él, hay un restaurante (el Artrutx Sea Club) con terracita al aire libre para disfrutar, durante la cena, del ocaso. La carta incluye propuestas como el tartar de atún rojo y la ternera con sala mahonesa, para disfrutar de ese momento del día en el que el cielo se oscurece y la luz del faro de Artrutx cobra protagonismo.

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El faro de Cap d’Artrutx por el día

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