– ¿Cómo y cuándo empezaste a pinchar?
A mí siempre me ha gustado mucho la música. Antes de pinchar, ya me colaba en fiestas para ponerme al lado de la cabina y ver lo que hacían los deejays (risas). Claro está que no pillaba nada, pero me llamaba mucho la atención. Al pobre Ángel (Costa) lo tenía amargado (risas).
Empecé cuando tenía 17 años y medio. Me acuerdo perfectamente. Fue con unos colegas en unos locales del Polígono. Ellos pinchaban scratch y hard techno.
Poco tiempo después me hicieron fija en el trabajo. Entonces, me pillé un local en lo que ahora es la Sala Assaig y me compré mi primer equipo: una mesa Allen & Heath Xone 92 y unos technics plateados preciosos. También cuatro vinilos, que los pinchaba durante horas. Eran el ‘The Bells’ de Jeff Mills, uno de Marc Houle, otro de Alex Under y el de La Real de Surgeon. A mis padres no les gustó demasiado la idea, ya que yo siempre he sido un poco ‘cabra’ loca, pero han aceptado que mi vida es la música.
Al principio, me hacía llamar Miss L. Me puso el nombre Ismael Sánchez, de Infinity Club. Luego, me lo cambió por el de Miss Lee. Yo no me sentía muy cómoda, ya que no me sentía identificada. Ahora, uso el de Treze. Tuvo la idea un buen amigo con el que me han pasado mil aventuras de fiesta. La verdad es que me gusta porque parece el mote de los colegas del barrio (risas).
– ¿Recuerdas tu primer bolo?
Sí, claro. Fue en Es Dau (Montuïri) con César del Río, gracias a Isma (Infinity) tras verme pinchar en mi local de ensayo.
Reconozco que me costó mucho aceptar el bolo, ya que llevaba solo tres meses pinchando. Además, me puse muy nerviosa. De hecho, me tuvo que convencer otro amigo mío (Dani Sbert), con el que me pasaba mil horas en su casa pinchando.
La noche fue muy bien. Logré tranquilizarme al meter el segundo disco y me sentí muy cómoda. Además, había mucha gente. Por cierto, pinché minimal, que sonaba con fuerza en esa época. Supongo que por eso me encasillaron mal, ya que yo desde los 13 años escucho techno, jungle y drum and bass.
Han pasado los años, pero las cabinas siguen abrumándome. Entrar allí es algo muy grande.
– ¿Cómo definirías tu estilo dentro del techno?
A mí me gusta la música elegante y contundente. Reconozco que es un estilo muy sibarita, aunque ahora a todo se le llama techno. Buena parte de ello la tienen algunas plataformas que han mezclado géneros sin ningún sentido. Te puedes pasar horas y horas buscando y no encontrar nada. Por fortuna, hay otras que, aunque sean de pago, son increíbles.
Yo pincho dark techno, a 135 bpm. Me mola lo hipnótico, con mucha atmósfera. También me divierto mucho con el hard techno antiguo, que nada o poco tiene que ver con el de ahora. Evidentemente, es más rápido y dinámico. He llegado a hacer sesiones a 155 bpm en La Roca y me he sentido muy cómoda. Además, al ser muy juguetón, me lo paso pipa como una niña pequeña pegando botes (risas).
Lo que también tengo claro es que no me gusta repetir temas en mis sesiones. A veces no queda más remedio que poner alguno si el set es de varias horas, pero, si puedo, lo evito. Me frustra bastante repetir temas.
– ¿Cuáles han sido o son tus influencias?
Te diría que una es, sin duda, Ángel Costa que, además, es ‘Producte Balear’. Otro es Óscar Mulero. Si buscas en el diccionario el significado de techno te sale Mulero (risas). Son las dos únicas personas que me han hecho viajar a través de una sesión. Esas sensaciones solo me las han transmitido ellos.
Por cierto, déjame contarte que he estado 15 años pidiéndole a Ángel hacer un b2b. Siempre me decía que no hasta que, hace unos meses, aceptó. Eso sí, me avisó cinco minutos antes. Me puse nerviosa pero me encantó.
– ¿En qué momento consideras que cambió tu carrera?
La verdad es que mi carrera despegó muy rápido. Tenía tan solo 18 años y ya hacía doblete o triplete cada fin de semana. Después, empezaron los bolos en la Península e incluso en el extranjero.
Más tarde, llegaron dos parones. El primero fue en 2012, cuando me fui a Valencia justo antes de tener a la niña. Creo que estuve como unos cinco años sin pinchar.
La segunda fue en 2019 y, digamos que lo dejé por salud mental. Estaba como enfadada conmigo misma y con la poca seriedad de algunos promotores. Volví a pinchar el año pasado, con Adriana López en Selva aunque, bueno, considero que mi carrera volvió a empezar en el after de Halloween organizado por Anita de Oculto en La Roca. Desde entonces, no he parado. Eso sí, ahora me lo tomo con otra actitud. Que lo tenga que venir, que venga.
Cuidarse en el mundo de la noche es muy importante. Yo, por ejemplo, intento hacer mucho deporte. He practicado escalada, piragüismo, vela… Ahora hago fitness.
– Por cierto… ¿Qué dicen tus hijos de su madre deejay?
Aitana, que tiene ya 10 años, pasa mucho de la música. En cambio, Odei, que tiene seis, quiere ser deejay (risas). A la niña le gustan más los videojuegos. Le encanta ese mundo. Y no solo jugar. También investiga, mirando videos en Youtube, como se hacen. La verdad es que parece muy interesada.
En mi casa, no se escucha reguetón. A Aitana, le digo que lo escuche en casa de sus amigas (risas).
Ellos están ya más que acostumbrados a que “mami” los fines de semana se tenga que ir a trabajar. Son como esponjas y lo entienden perfectamente si se lo sabes explicar.
– Imagino que, tras tantos años pinchando, tendrás alguna anécdota….
Te contaré una muy desagradable que me pasó durante un Tour por Sudamérica, organizado por unos promotores valencianos que me vieron pinchar en su ciudad. Tenía 19 años y me timaron con los pagos y con otra serie de cosas. Incluso tuve que pagarme unos billetes de avión.
Pero bueno, pude pinchar en diferentes países como Perú, Ecuador o Argentina, donde compartí cabina en el Privilege de Buenos Aires con Hernan Cattaneo. Menudo set se marcó el tío.
– ¿Hay machismo en el mundo de la noche?
En mi caso, yo siempre he tenido que escuchar comentarios. Y cuando te digo siempre, es desde que empecé y sobre todo, después de que me “apadrinara” Ángel Costa. En el mundo de la noche, como bien sabes, hay mucha envidia y las puñaladas en la espalda son habituales. Esas cosas afectan, aunque una no se dé cuenta en ese momento. Sin duda, una chica tiene que hacer mucho más que un chico para que le respeten.
Hubo un tiempo, que cuando me pedían una foto para un flyer les daba una en la que estuviera de espaldas. Y con un pipo. Apenas enseñaba mis tatuajes. En aquella época, creo que era la única chica que pinchaba habitualmente en la isla.
Mi sueño es que, algún día, haya un telón en la cabina tapando a los discjockeys. No me gusta nada el protagonismo y además, le tengo mucho respeto a la música.
– ¿Cuál ha sido la fiesta de tu vida?
He tenido muchas (risas). Una fue hace poco en Selva con Elli Acula. Salí muy contenta de mi set. Y mira que yo soy muy exigente conmigo misma.
Otra fue cuando pinché por primera vez en la Sala Fónica. Lo hice compartiendo cartel con Ángel Costa y Marco Carola. Ese día fue muy ‘heavy’.
– Cambiando de tema… ¿Por qué no produces?
Me llama la atención desde siempre. Con 19 años ya intentaba hacer mis cositas con el Logic, que recuerdo que era muy aburrido. Me tiraba horas y horas con un sonido o con dos. Pero supongo que siempre me ha tirado más la cabina. De todas maneras, es algo que no descarto, sobre todo ahora que estoy más calmadita.
– ¿Cómo ves la escena en la isla?
Me estoy llevando una muy buena impresión de los nuevos colectivos, formados por gente muy joven. Saben juntarse y no se pisan. Cuando los miro, pienso que hay salvación (risas).
Somos de diferentes generaciones y eso se nota. Alguna vez, me han llegado a decir que habían visto mi nombre en flyers y que pensaban que era un chico.
– Por último, ¿Qué consejo le darías a alguien que está empezando?
Que no se niegue a sí mismo. Yo lo hice durante un tiempo y es frustrante. Cada uno es como es y tiene que aceptarlo. Es decir, que se deja llevar y que fluya con ello, que es cuando va a brillar. Entonces, dará luz y hará feliz a todo tu entorno.
También le diría que no hiciera caso a lo que dice la gente, incluyendo a familiares y amigos. Al principio, cuando empiezas, las alabanzas te suben demasiado y las críticas, te hunden. Si decide ser deejay, que se lo tome como el que estudia una carrera, ya que tendrá que dedicar muchos años si se quiere trabajar de ello. Además, que tenga claro que va a tener que sacrificar muchas cosas.
FAST CHECK
Un deejay: Óscar Mulero
Un productor: Temudo
Un tema: Óscar Mulero “Generator”
Un estilo que no sea electrónica: rock
Un club: Moog (Barcelona)
Un festival: Time Warp (Alemania)
Una comida: huevos fritos con patatas
Una bebida: agua
Una película: ‘El silencio de los corderos’ (Jonathan Demme, 1991)
Una serie: ‘Dark’
Un lugar para perderse: en mi antiguo local (risas)