La estación de Chamberi es uno de esos pequeños secretos que siempre gusta encontrar cuando vas de viaje a una ciudad desconocida o incluso es una mayor alegría descubrirla cuando es tu ciudad y no tenias ni la menor idea de su existencia, ni de su leyenda.
Esta estación que desde 1966 fue cerrada al publico, y que ha estado mas de 4 décadas cerrada, vuelve a ser un lugar de paso y de visita, tanto si vives en Madrid, como si vienes a visitar la ciudad.
Desde hace unos años el ayuntamiento acometió la restauración de la mítica parada del metro de Chamberi, para el disfrute de todos y como forma de seguir teniendo una posibilidad de contemplar como era la historia tanto de la ciudad como del suburbano a principios del siglo XX. Esta estación que fue abierta al publico en 1919, manteniendo sus accesos, taquillas, pasillos y andenes, como fueron creados en sus primeros años, nos hace volver al Madrid de los primeros años 20, a los señores con bastón y chistera, a las damas con sus vestidos de lucidos brocados, pero también de los madrileños de a pie, del dependiente y la modistilla, del alguacil, del chulapo respondón, de la castañera o de la violetera pero sobre todo vemos como hace mas de 100 años los madrileños ya podían disfrutar de un medio de transporte que siempre asociamos a las grandes ciudades cosmopolitas y modernas de las grandes urbes internacionales. Pues no señores, el metro ha sido durante los últimos 100 años el gran motor de la expansión de grandes urbes como la ciudad de Madrid.
el metro ha sido durante los últimos 100 años el gran motor de la expansión de grandes urbes como la ciudad de Madrid
Viendo estos andenes de metro en su estado primigenio, podemos hacer una repaso por la historia de la ciudad, cuando esta estación se creo, la vida en Madrid como en el resto de la mundo, disfrutaba de los llamados «locos años 20», unos años de desparpajo y desenfreno, que así atestiguan sus decoraciones y su publicidad, después de la restauración llevada a cabo por el ayuntamiento madrileño, se descubrieron y se pudo volver a disfrutar de los azulejos y de la publicidad que adornaba las paredes de los andenes de la estación de Chamberi, con unos azulejos coloridos que adornaban las entradas y salidas de los andenes, o que gracias a la providencia y a como los carteles de cartón y de papel que durante años se fueron poniendo sobre los primeros carteles publicitarios hechos en porcelana, estos carteles de papel hicieron de papel secante sobre la humedad y consiguieron conservar los primeros carteles publicitarios como el primer día, lo cual nos acerca a las nostalgia de descubrir la publicidad de marcas como, la vaselina Gal o del cemento Portland que ya por aquellos entonces, ya se usaba en la construcción, de las lámparas Philips «la mejor del mundo», como atestigua su cartel o del mítico café torrefacto La Estrella, no creo que no haya nadie que no haya probado nunca un café de esta marca. Pero la visita también nos acerca a los duros días de la guerra civil española, donde las estaciones de metro fueron el gran refugio de los madrileños durante los bombardeos y que durante la contienda fue usada por las tropas republicanas como medio de transporte para ir al frente de guerra.
esta parada de metro también guarda su pequeña leyenda negra
Pero claro, como todo buen secreto, esta parada de metro también guarda su pequeña leyenda negra. Después de su cierre, por la proximidad a las estaciones de Bilbao y de Iglesia, por encontrase en curva, y ser un peligro para los usuarios y sobre todo por no poder albergar los nuevos trenes de cuatro vagones que comenzaron a circular por el suburbano en una ciudad en crecimiento, esta parada cerro y entro en el abandono mas absoluto, aquí es donde empieza la leyenda fantasmagórica y mas cercana a Iker Jiménez de la estación de Chamberi, como sus andenes y accesos estaban cerrados y no tenia ningún tipo de vigilancia, durante muchos años fue usada por numerosos mendigos y por algunos amigos de lo ajeno como lugar de reunión y refugio en las frías noches madrileñas. Claro esto llevaba a ilusiones ópticas, ya que como los trenes nunca han dejado de pasar por sus railes, muchos de los usuarios del metro veían sombras e incluso a alguno que otro caminante blanco andando por los andenes de la estación y esto sugirió que la estación era recorrida por espíritus de antiguos viandantes o vecinos del barrio, incluso se llegaron a realizar encuentros de expertos, donde se realizaron grabaciones de psicofonias dentro de la estación, por eso muchos madrileños siempre han conocido a esta estación durante muchos años como la estación fantasma.
Si alguno recordáis la película de los noventa «Barrio» de Fernando León de Aranoa, la estación en donde se refugian los protagonistas de la película junto a muchos otros vagabundos, es esta estación, muchos años antes de ser restaurada y abierta al publico, para que una pequeña parte de la historia madrileña deje de estar en el subsuelo y salga a la luz, para disfrute de todos nosotros.