Cuidar el corazón no debería ser una meta lejana que uno se plantea cuando algo va mal, sino una práctica constante, integrada en la rutina diaria, como cepillarse los dientes o revisar el correo. La salud cardiovascular es uno de esos temas que siempre están presentes, aunque no se vean. Y es que el corazón, aunque no se escuche, también habla. Una opresión en el pecho, fatiga sin motivo, palpitaciones, hinchazón en las piernas o mareos constantes pueden ser señales de que algo no va bien. No siempre indican un problema grave, pero conviene no pasarlas por alto. Consultar a tiempo puede hacer que un tratamiento sea más sencillo, menos invasivo y mucho más eficaz. Además, contar con especialistas como un cirujano vascular en Mallorca puede facilitar el acceso a pruebas más específicas o a tratamientos ajustados a cada situación. No se trata de alarmarse, pero sí de estar atentos. El cuerpo tiene su forma de avisar, y escuchar esos avisos puede marcar una diferencia.
¿Por qué es tan común descuidar la salud cardiovascular?
A veces cuesta creer que algo que no se ve ni se siente pueda estar en riesgo. El corazón no duele como una rodilla al subir escaleras o como una muela en plena madrugada. Por eso, mucha gente sigue adelante, día tras día, sin detenerse a pensar que detrás del estrés, el cansancio o los pequeños mareos puede haber una sobrecarga que el cuerpo está intentando compensar. La rutina empuja a priorizar lo urgente, aunque lo importante quede en segundo plano. Y en ese orden de prioridades, la salud cardiovascular suele quedar relegada.
Por otra parte, muchas enfermedades cardiovasculares avanzan en silencio durante años. Y cuando aparecen los síntomas, ya están en una fase avanzada. Por eso, revisar la salud del corazón de forma periódica, especialmente a partir de los 40, puede ayudar a prevenir complicaciones futuras. Mientras tanto, aquí van una serie de consejos que te ayudarán a evitar la aparición de problemas cardiovasculares.
Cuida la alimentación
Muchos piensan que lo peligroso son los excesos puntuales, como un atracón en una celebración. Pero lo que más influye en la salud del corazón es lo que comes todos los días sin darte cuenta. Por ejemplo, abusar de alimentos ultraprocesados con grasas saturadas y sal excesiva puede aumentar tu presión arterial y favorecer la acumulación de placas en las arterias. Si a eso le sumas bebidas azucaradas, bollería industrial y comida rápida, el cóctel se vuelve peligroso. Cambiar eso no implica hacer dieta ni contar calorías, sino incorporar alimentos que de verdad cuidan el sistema cardiovascular: frutas, verduras, frutos secos, legumbres, pescado azul y aceite de oliva virgen extra. Lo importante no es eliminar todo de golpe, sino ir sustituyendo opciones poco saludables por otras más naturales. Esa suma constante es la que protege tus arterias.
Muévete a diario
El sedentarismo es uno de los grandes enemigos del corazón. Pasar horas y horas sentado, con pausas mínimas para moverse, afecta a la circulación, al metabolismo y también a cómo responde tu cuerpo al estrés. La buena noticia es que no necesitas volverte deportista profesional para prevenir complicaciones cardiovasculares. Basta con caminar al menos treinta minutos al día, subir escaleras en lugar de usar el ascensor o elegir desplazarte andando o en bici siempre que puedas. Si te cuesta encontrar ese hueco, una buena estrategia es dividir el ejercicio en bloques pequeños: diez minutos por la mañana, diez al mediodía y diez por la tarde. Al final del día, tu corazón ya lo nota. Y si además haces alguna actividad que disfrutes —bailar, nadar o incluso cuidar el jardín— el beneficio se multiplica.
Evita el tabaco y el alcohol
Fumar no solo daña los pulmones. También endurece las arterias, acelera el pulso y disminuye el oxígeno en la sangre. Todo eso obliga al corazón a trabajar el doble. Dejar el tabaco es probablemente una de las decisiones más protectoras que puedes tomar. Y si lo has intentado varias veces sin éxito, no tires la toalla. Existen terapias, acompañamiento médico y medicamentos que pueden ayudarte a dejarlo de forma progresiva. En cuanto al alcohol, aunque una copa ocasional no supone un problema grave en la mayoría de los casos, su consumo frecuente o en grandes cantidades sí tiene un impacto directo sobre la presión arterial, el ritmo cardíaco y el hígado, que a su vez afecta al sistema cardiovascular. Reducir su presencia en tu rutina ya es una forma efectiva de prevenir complicaciones.
Intenta dormir bien
Mucha gente cree que dormir mal solo significa estar más cansado al día siguiente. Pero el descanso tiene una influencia directa sobre el corazón. Dormir pocas horas o hacerlo de forma interrumpida altera la presión arterial, eleva la hormona del estrés y cambia la forma en que el cuerpo procesa el azúcar. Todo eso aumenta el riesgo de sufrir problemas cardíacos, incluso en personas jóvenes. Para mejorar el descanso, hay ciertos trucos sencillos que ayudan mucho: mantener horarios regulares, cenar ligero, evitar pantallas antes de dormir y crear un ambiente relajado en el dormitorio. Si a pesar de eso sigues durmiendo mal, conviene hablar con un profesional, porque los trastornos del sueño como la apnea también afectan directamente al corazón y muchas veces pasan desapercibidos durante años.
Aprender a gestionar el estrés
El estrés constante desgasta, agota y desequilibra. Cuando vives en tensión continua, tu cuerpo responde como si estuvieras siempre en alerta, liberando adrenalina y cortisol. Eso acelera el ritmo cardíaco, eleva la presión y crea un terreno propicio para que aparezcan complicaciones. No se trata de eliminar el estrés por completo, cosa casi imposible, pero sí de aprender a gestionarlo mejor. Respiraciones profundas, pausas conscientes durante el día, ratos sin móvil ni interrupciones, actividades creativas o simplemente un paseo tranquilo pueden ayudarte más de lo que parece. Y si ves que la ansiedad o el agobio se te van de las manos, pedir ayuda psicológica es una forma de prevenir, no un signo de debilidad. La mente también forma parte del cuerpo, y lo que pasa por dentro, afecta a todo.









