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Relación de pareja, hijos y convivir en confinamiento

Si por algo quiero comenzar este artículo es que el abordaje del “confinamiento y pareja” no estaba en el temario, ni en la bibliografía, ni en ninguna lectura sugerida en las diferentes escuelas donde me formé como sexóloga. No es una crítica. Es un tema nuevo que habrá que ir desarrollando desde los Institutos de Sexología, porque esta nueva situación de confinamiento, destierro, cuarentena o aislamiento, o cualquier eufemismo que le queramos dar, puede que no se convierta en anecdótica en nuestro historial de vida en el siglo XXI.

Evidentemente, es muy pretencioso hablar actualmente de relación de pareja y la convivencia con los hijos e hijas, porque hoy día, las situaciones y las emociones son muy diversas. No estarán en la misma situación emocional aquellas familias que estén viviendo el cese de sus empresas o desempleo; aquellas personas que estén trabajando en situaciones de riesgo físico de cualquier tipo; o aquellas que tengan que estar pendientes del teletrabajo. También será diferente convivir en esta situación dependiendo de las edades de los hijos y las hijas, si tienen más o menos autonomía, con sus dificultades y sus propias necesidades en esta nueva situación también para los menores.

Tal vez estamos más horas en casa, pero no quiere decir que tengamos que poner todos los días lavadoras.

Aun así, a pesar de las particularidades de cada hogar, de manera general podemos decir que es importante hacer una planificación flexible. No es un horario. Una planificación semanal que hará la pareja, donde diferenciemos las tareas de entre semana de las del sábado y el domingo. Tal vez estamos más horas en casa, pero no quiere decir que tengamos que poner todos los días lavadoras. Al igual que las comidas, no se trata de empezar a hacer todos los días las mejores recetas Masterchef, se trata de ser operativos para tener tiempo para poder relajarnos el máximo posible en casa: comidas rápidas y saludables. A lo mejor podemos dejar esas comidas o postres más elaborados para el fin de semana, donde además nos podemos permitir estar más distendidos.

El axioma de la convivencia es que nos va llevar a conflictos. Estamos en una situación donde, valga la redundancia, no hay escapatoria (a no ser que tengamos el privilegio de tener un perro).

Para no llegar a un nivel máximo de malestar, en esa planificación de tareas con la pareja, también podemos dialogar el tiempo que cada quién va a pasar con las criaturas. Lo ideal sería que cada adulto pudiera estar al menos una hora y media o dos a solas en algún lugar de la casa sin interrupciones a lo largo del día, al menos cada dos días. En ese momento individual se podría aprovechar para esa ducha sin contador, lectura, esa sesión de yoga que nos están regalando por las redes, hablar con las amistades en privado, escribir en un diario nuestras emociones, dibujar mandalas, poner nuestra música favorita… A ser posible un espacio creativo emocional, y no me refiero al “hacer por hacer” en esta nueva costumbre de tener que ocupar todo el tiempo en construir y crear, me refiero a elegir qué quiero realmente hacer para mí, sin ocuparlo en compartirlo en las redes, sino para que me complazca física, mental, social, y emocialmente. A solas, y sin culpas.

Pueden aparecer situaciones emocionales que me lleven al conflicto. Si notamos esas situaciones, podemos tener palabras claves con nuestra pareja para comunicarle cómo nos encontramos

Si conseguimos ese espacio individual nuestra autoestima y bienestar mejorarán. Aun así, pueden aparecer situaciones emocionales que me lleven al conflicto. Si notamos esas situaciones, podemos tener palabras claves con nuestra pareja para comunicarle cómo nos encontramos, por ejemplo, del 0 al 10; por colores, siendo el azul el que nos dé más bienestar y rojo el que más malestar, etc. Si vamos avisando a nuestra pareja de cómo nos encontramos, será más fácil no llegar a la explosión absoluta delante de las criaturas. Recordemos que para los hijos e hijas, la madre, las madres, el padre, los padres, son sus referentes, y lo que hacen constantemente es observar e imitar.

Para las situaciones en las que sintamos que nuestra escala empieza a subir del 0 hasta el 4-6, es el momento de pedir “tiempo fuera” y retirarnos del escenario donde estemos e irnos a otra habitación durante unos 5 o 10 minutos y realizar una actividad totalmente diferente para tranquilizarnos; escuchar música, poner una vela aromática, una ducha rápida, ver un capítulo de nuestra serie favorita, etc.

Además de todo esto, el cuidado en la pareja será fundamental para que mantengamos la serenidad el mayor tiempo posible en el hogar. Ahora mismo no es necesario pedir ningún regalo por mensajería, ni comprar nada fuera de lugar en un supermercado. Pero tal vez un poco de romanticismo en la ensalada, un corazón marcado con el vaho del espejo del baño, unas palabras de apoyo o una frase bonita escrita en un papel y dejarla dentro del pijama, nos podrá ayudar.

También es importante retomar el contacto íntimo con la pareja. Como dije al inicio, son muchos los frentes abiertos que están viviendo muchas familias: tensión, angustia, insomnio, depresión, echar de menos a los seres queridos… después de más de dos semanas de enclaustramiento en casa empiezan a aparecer las primeras consecuencias. Aprovechemos estos momentos para abrazar a nuestra pareja, para besarnos (si estamos con salud), cogerse de la mano viendo la televisión como gesto de complicidad… Y por qué no, para un sexo más relajado, más íntimo, en conexión con la otra persona.

Mucho amor, mucha paciencia, mucha anticoncepción, y mucha salud para ustedes.

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