En una era dominada por el streaming y las redes sociales, la televisión convencional parece estar luchando por mantenerse relevante. Como alguien que hace mucho tiempo dejó de seguir los programas programados al pie de la letra, entiendo perfectamente la aversión hacia sentarse a una hora específica para ver lo que otros han decidido que deberíamos ver. Prefiero elegir mi propio entretenimiento en forma de películas y series online, o incluso sumergirme en el fascinante mundo de los videos de YouTube que van desde la construcción de cabañas de madera hasta consejos sobre cómo maximizar el espacio en una autocaravana.
Entonces, cuando escuché hablar sobre la entrevista de Pedro Sánchez en «El Hormiguero», sabía que no podía perdérmela por completo. No pertenezco a la generación joven de las redes sociales, pero puedo presumir de haber sido un adelantado en ese campo. A través de Twitter, he podido ver fragmentos de las cortantes y acertadas respuestas del presidente del gobierno español a Pablo Motos. Es sorprendente cómo el dominio de las redes sociales puede potenciar la imagen de un político y hacerlo aún más atractivo para las masas.
El atractivo televisivo y el control del tempo catódico de Sánchez son innegables. No importa si te gusta o no su política, es indiscutible que tiene un carisma que funciona frente a las cámaras. ¿Quién hubiera pensado hace un tiempo que veríamos a un presidente bailando en un talk show televisivo, siguiendo los pasos del expresidente estadounidense Barack Obama? Tal vez a algunos les encante la idea y a otros no tanto, pero nadie puede negar que es un cambio refrescante y arriesgado.
Si hay algo que aprendimos de la reciente campaña electoral es que el juego político ha cambiado. Los debates en A3 Media ya no son suficientes para llegar a la generación actual. Si realmente queremos ganar al «Sanchismo» en su propio terreno, debemos evolucionar con los tiempos. Imaginen una aparición del presidente en el canal de Twitch de Ibai, el popular streamer y creador de contenido, donde miles de jóvenes estarían sintonizados para verlo en tiempo real. ¿O qué tal una entrevista en WILD PROJECT, el programa de Jordi Wild que combina humor y entretenimiento? El impacto sería innegable.
La política no puede quedarse estancada en los medios tradicionales. Si queremos alcanzar a las nuevas generaciones y lograr que se involucren en el discurso político. Los candidatos deberían estar dispuestos a salir de su zona de confort y adoptar nuevas formas de comunicación. Solo así podrán conectarse con una audiencia que está cada vez más acostumbrada a consumir contenido digital y exige una mayor proximidad con sus líderes.
En definitiva, el futuro de la política no solo se encuentra en las urnas, sino también en las pantallas. La televisión convencional ha dejado de ser la única vía para llegar a las masas, y es hora de que los políticos se adapten a esta nueva realidad. Si queremos tener presidentes bailarines y debates en el mundo virtual, debemos estar dispuestos a abrazar el cambio y explorar nuevas formas de conectar con el electorado. ¡La era del entretenimiento político ha llegado, y solo aquellos dispuestos a dar el salto lograrán mantenerse a flote en esta nueva marea mediática!