La última semana de septiembre acogió la undécima edición de BARCELONA GALLERY WEEKEND, la principal cita de las galerías de arte de la ciudad condal. Si alguna vez ha visto esos reels en Instagram o TikTok sobre ríos de gente subiendo y bajando escaleras mecánicas, caminando por calles o grandes avenidas, espacios repletos de gente interactuando en todas direcciones tomándole el pulso a alguna gran urbe, eso mismo ha vivido Barcelona durante tres días entre inauguraciones abarrotadas, visitas guiadas y charlas de diferentes dimensiones artísticas y comerciales, demostrando por qué es una de las principales metrópolis del Mediterráneo y de Europa. En una sola palabra: vibrante.
Un total de 24 galerías de arte y cinco espacios colaboradores públicos y privados (la Fundación Joan Miró, el MACBA, la Fundació Vila Casas, Úniques y el Museu Tàpies) dieron vida a tres intensas jornadas que transparentaron el nivel que ofrecen las galerías privadas agrupadas en tres zonas de la ciudad: Eixample, Trafalgar y L’Hospitalet de Llobregat. Si esto no fuera suficiente, Barcelona, además, ofreció a los habitantes y visitantes aún más ofertas programáticas en un sinnúmero de otros espacios artísticos alternativos o independientes dedicados a las artes visuales, que hoy superan la friolera cifra de 140 proyectos físicos. La capital de Catalunya ha experimentado en la última década una explosión de estos espacios, dedicados a los más diversos gustos, variedades estéticas y técnicas posibles dentro del universo del arte

Volviendo a lo que nos convoca, el proyecto creado por ARTB (Art Barcelona Galeries), la asociación de galerías privadas de arte, contó con la participación de sus miembros: Víctor Lope, ADN, ProjecteSD, Zielinsky, Marc Doménech, Palmadotze, Seltz, 3 Punts, Mayoral, Rocío Santa Cruz, Suburbia Contemporary, House of Chappaz, Chiquita Room, ángels Barcelona, Sala Parés, Senda, Prats Nogueras Blanchard, Fuga, Bombón, Dilalica, Pigment, Taché, Ethall y Alegría.
Por supuesto, la oferta inabarcable imposibilita ver todo en solo tres jornadas, pero hemos hecho lo posible por recorrer la mayoría de estas propuestas para entregar una visión lo más correcta posible del evento, que cuenta además con el apoyo de la Feria ARCO Madrid a través de su programa Gallery Walks, recorridos por las galerías de cada una de las zonas que agrupan a estos proyectos.
Sin lugar a dudas ni equivocación, el plato fuerte del evento se ubicó dentro de las paredes de la galería Prats Nogueras Blanchard con la exposición “La Arquitectura de lo no construído”, dedicado a la dupla compuesta por el fallecido Christo (Gabrovo, Bulgaria, 1935 – Nueva York, 2020) y Jeanne-Claude (Casablanca, 1935 – Nueva York, 2009). Se trata de una selección de proyectos no realizados, concebidos a lo largo de más de cuatro décadas. Proyectos fracasados porque no obtuvieron los permisos correspondientes como Wrapped Monument to Cristóbal Colón, Project for Barcelona, iniciado en 1975 y que pretendía cubrir por completo el emblemático monumento ubicado a los pies de La Rambla. La exposición incluye bocetos-collage, maquetas, dibujos y fotografías cuidadosamente enmarcados y protegidos.
La Taché Art Gallery presenta “Geometrías” del artista vasco Javier Pérez, con una extraordinaria muestra que destila por cada uno de sus poros la enorme capacidad y prolijidad técnica del creador. Representante de España en la 49º edición de la Bienal de Venecia, Pérez lleva a Barcelona una serie de pinturas y esculturas magníficas. Óleos y bronces que dejan al espectador sencillamente boquiabierto. Las pinturas de manchas de Pérez donde aparecen bosques nocturnos deslumbran un hiperrealismo a la visión óptica a la distancia. Por el contrario, sus bronces ocultan a la retina el espeluznante parecido a la naturaleza de sus ramas de árbol, con todo su complejo universo de detalles, perceptibles recién en el trabajo de observación pausada de las técnicas, de acabados excepcionales. Este artista, cuya obra permanece en algunas colecciones como las del Pompidou, el Albertina o el Guggenheim, presenta piezas en donde navega en otras maneras de medir las cosas, donde se tienen en cuenta experiencias individuales más orgánicas, más emocionales. Pérez crea aquí su propia medida de tiempo.


La Galería Zielinsky, con presencia en Barcelona y Sao Paulo, especializada en artistas latinoamericanos de larga trayectoria, apuesta ahora por el argentino Marcelo Brodsky y su propuesta “Traces of Violence”. Son fotografías históricas del genocidio de Namibia, entonces colonia alemana, que el artista interviene con ceras invitando a reflexionar sobre el violento pasado colonial. También activista de Derechos Humanos, Brodsky se exilió en la ciudad condal tras el golpe militar argentino en 1976. Su práctica artística se articula en torno a la memoria y los derechos humanos, que comenzó a explorar en Argentina y con los años, a extender a otros contextos atravesados por la violencia política.
Por su parte FUGA, un pequeño espacio, recibe una gran propuesta. Se trata de “Mc City”, de Rosell Meseguer. La artista, tras un trabajo procesual e investigativo a lo largo de los años propone a la ciudad de Miami como laboratorio y síntoma del capitalismo estadounidense. En la galería, donde la artista monta una suerte de instalación del espacio, toma la ciudad como evidencia de la frustración de la promesa urbana a través de la incoherencia de casas y bloques, la estética norteamericana de la competencia donde la fachada prevalece sobre el cuidado común y el mantenimiento. El proyecto de Meseguer contrapone Miami a la ciudad europea para visibilizar el exceso, la especulación, el deseo y la oferta del mercado. A su vez, la obra advierte cómo Europa replica de la cultura estadounidense las lógicas de la uniformidad sin tejido común, la acumulación de capital y el brillo superficial.
Bombón Projects propone una variación más matérica de la ya conocida obra de Eva Fábregas en su producción escultórico-instalativa. En esta ocasión, titulada como “SWELL”, aparecen estructuras más orgánicas, más corpóreas, más relacionadas visualmente a los órganos internos del cuerpo humano, a sus estructuras formales e imaginativas utilizando como materiales pelotas inflables y lycras textiles. A metros de este espacio, otro presenta a la dupla de artista compuesta por Ariadna Guiteras y Lauren Gault. Se trata de “Glossia (Otras Urgencias)”, en la galería Dilalica. Una estructura parecida a un cordón metálico zigzagueante recorre la galería a la altura de la cabeza del visitante, donde cada tanto aparece algún elemento fabricado en cristal, semejante a las fauces de una serpiente. La exposición habla de la palabra suspendida en el aire esperando a ser escuchada o entendida. Sin embargo, las esculturas con formas de huesos hioides y la constante aparición de la imagen de la serpiente parece hablarnos de algo más, de la atención frente a esas voces envenenadas, a la mala lengua, a la mala baba. Los metales suspendidos nos evocan a esos comentarios fríos, dañinos, incapaces de empatizar, siempre dispuestos a destruir, en el dicho “No te vayas a morder, que acabarás hospitalizada en urgencias por envenenamiento”.
Algo más arriba de ambas galerías del eje Trafalgar, el artista urbano norteamericano Octavi Arrizabalaga (Palo Alto, California, 1988), más conocido como Aryz, entra en la galería Senda como un elefante que entra a una cristalería moviendo la trompa en forma de hélice de helicóptero con “Preludio”, una extraordinaria exposición de pinturas de colosal formato contrapuestas con otras de mediano tamaño. De un dominio del pincel y la paleta cromática envidiable, Aryz propone en su primera exposición individual de óleos un diálogo entre los grandes maestros de la pintura que han influido en su obra. Estas piezas se presentan como collages pictóricos, donde el artista ejecuta ensamblajes complejos de las formas entre pinceladas, donde conviven fragmentos de la historia del arte con gestos contemporáneos de diversas procedencias. Vamos, que a Aryz todo le vale. Su método adiciona, elimina o transforma imágenes, ironiza referentes y crea relecturas en un lenguaje propio, libre, crítico, insolente, maravilloso. Entrar y recorrer con la mirada los lienzos de Aryz hacen suspirar de alegría, de tranquilidad al saber que el talento sigue siendo rector en el arte, en la pintura y el dibujo más moderno, actualizado, pero que sigue palpitando con fuerza. La especulación en el arte contemporáneo no ha logrado finalmente salirse con la suya, tiene cortafuegos.

Esa misma conclusión se saca al otro extremo de esa misma calle, donde el grafito sobre papel es la principal propuesta de Pigment Gallery con “El lápiz, las coordenadas y el mar”, del artista gaditano Manolo Sierra. El grafito puede ser el segundo o tercer mineral más antiguo del universo y se usa principalmente para crear la punta de los lápices. Esa idea de origen marca la serie presentada por Manolo Sierra (Cádiz, 1973), donde realiza dibujos sobre papel a escala de familiares, seres queridos, personas anónimas y paisajes cercanos a su domicilio, que incluye el mar y la naturaleza menos doméstica. La puesta de Pigment es arriesgada, considerando la tendencia del arte contemporáneo por menospreciar el dibujo, que sin embargo, es técnica decisiva para saber rápidamente quién posee talento artístico, quién recibió un don. La exposición nos ayuda a entender cuál es la función real de las bellas artes tradicionales en clave contemporánea, donde no hace falta inventar nada, salvo detenerse y reinventar la mirada, la observación pausada.
Una grata sorpresa acecha al interior de la Galería Victor Lope, en la zona de la Eixample. Se trata de la artista Clara Adolphs (Australia, 1985) y su exposición “Through the Trees”. Estupendas pinturas de pinceladas firmes, confiadas, algunas cortas, otras sueltas, exploran en los lienzos el concepto de la memoria, el tiempo y la representación de momentos vividos. Para ello utiliza unas paletas cromáticas elegantes, que funcionan como una orquesta, con las cuales pinta fotografías anónimas encontradas en mercadillos, internet o álbumes familiares. Adolphs reinterpreta esas imágenes del siglo XX despojadas de contexto para transformarlas en escenas atemporales de gran y mediano formato sobre fondos blancos, estupendas.
Una de las exposiciones más sonadas en los medios de comunicación ha sido “PICA$$O”, del filólogo malagueño Rogelio López Cuenca en la Galería ángels Barcelona. En ella, el también poeta presenta una serie de obras objeto realizadas en madera, dibujos, fotografía y videos donde aborda la figura de Pablo Picasso como un signo cultural “hipertrofiado”. ¿Cómo así? Según él, convertido en marca registrada, recurso turístico, ícono nacional y fetiche de consumo global. Para ello, a través de sus obras intenta analizar cómo la figura del pintor malagueño ha sido apropiada desde ámbitos como la publicidad, la política o el turismo cultural. De esta apuesta, lo más interesante es, dada su propia naturaleza, la misma figura del genio malagueño y cómo sigue aún siendo objeto de disputas intelectuales más allá de su personaje de superestrella mediática. Pese a las flechas que recibe de todos lados, sigue siendo omnipresente.

“These Machines kill Fascism” es la apuesta política que Avelino Sala propone en la Galería ADN, cuyas obras hablan sobre la desigualdad y la distopía asociadas al colonialismo y la guerra, dos temas de moda en la producción artística contemporánea de toda clase. En esta tercera exposición de Sala en el mismo espacio, crea ámbitos de experimentación a través de obras con las que pretende disputar con el pensamiento, la realidad y la historia del arte.
Suburbia Contemporary, una galería con sedes en España y Alemania, trae a Barcelona la obra del artista florentino Giovanni Ozzola con “La Vida y la Muerte Me Están Desgastando”. Presenta obras con una amplia variedad de medios, incluyendo video, fotografía, performance y escultura. La obra de Ozzola revela la realidad individual y colectiva como una inmersión total en una estructura temporal, un entorno tan denso y envolvente como frágil, que moldea y deja huellas en nuestra existencia, pero que está destinado a extinguirse. Es una propuesta conmovedora, como sumergirse por completo en una piscina en completa soledad.
Entre medio de estas exposiciones, otros espacios independientes también destacaron particularmente entre las galerías asociadas, o bien por su cercanía a ellas, también por la calidad de sus propuestas. Fueron el caso de la Galería Rubén Torres con una colectiva que incluía desde platos cerámicos de Pablo Picasso a pinturas de Marc Sisquellas; la Galería Al-Tiba 9 Contemporary con “Through the Void”, la estupenda muestra de obras lumínicas del italiano Fabrizio Corneli; o “Lo que la luz susurra y la materia recuerda”, de las artistas Marisa Purcell y Graziela Guardino en Sorondo Projects, en el eje Trafalgar, especializada en arte textil y apuestas instalativas.
Al fin de tres días de intensidad se sacan varias cosas en limpio. En primer lugar, una creciente disposición de las galerías de arte barcelonesas por llegar a nuevos públicos a través de artistas y propuestas cada vez más entendibles para el observador común. Posteriormente, un creciente interés por la pintura, el dibujo y la escultura, que anticipa un giro de época después de décadas raptadas por creaciones alejadas de las bellas artes tradicionales, campo fértil para la especulación. Y en tercer lugar, el Barcelona Gallery Weekend ha puesto de manifiesto un nivel superior en la calidad de espacios con cada vez mayor conciencia de su rol educativo, cultural y artístico más allá del meramente comercial. Barcelona no tiene nada que envidiar a Madrid (salvo el poder adquisitivo del coleccionismo madrileño, músculo del mercado del arte español) y mucho que enseñar al resto de comunidades autónomas. Van por muy buen camino. No deje de visitarlas.



