¿Cómo y cuándo empezaste a pinchar?
En mi casa, siempre se escuchaba música. Mi padre me transmitió su pasión por estilos como el jazz, funk, pop y rock. Además, recuerdo que, cuando era pequeño, mi hermana Diana y yo acompañábamos, siempre que podíamos, a mi madre a los hoteles, donde trabajaba como animadora. Allí, ya tenían unos tocadiscos y montones de vinilos. Ya por entonces, eso de poner canciones ya me llamaba la atención (risas).
En 1995, cuando tenía 16 años, me compré mi primer equipo: dos platos de correa, que eran muy difíciles de utilizar, y una pequeña mesa. Me acuerdo de que iba a comprar discos a Acufase, la tienda que tenía Fernando Cerviño cerca de Los Molinos de la calle Industria, y a Tocata, que estaba en Costa de la Pols. En ambas me pasé muchísimas horas.
Me costó un par de años largos pillar el rollo. Mientras tanto, iba pinchando en fiestas privadas de amigos y en cumpleaños. En el año 2000 me compré los Technics. Eso fue como cambiar de un Seat Panda a un Maserati (risas).
¿Recuerdas tu primer bolo?
Sin contar los que antes te he comentado, considero que los primeros fueron en Andorra. Me fui allí con mi amigo Germán a hacer la temporada en el año 2002 y, de paso, practicar un poco de snowboard. Evidentemente, me llevé una maleta y también los platos. Un día, organizamos una fiesta y le gustamos al novio de nuestra jefa en el hotel, que era deejay en una discoteca de Salamanca. Él nos metió a pinchar por algunas de las salas de la zona.
Cuando regresé a la isla, temía que no iba a pinchar. Pero, afortunadamente, me equivocaba. Al poco tiempo, Efrén me invitó a una de sus fiestas de Forever Group en la Sala Fónica. La verdad es que en los días previos estaba muy nervioso, pero bueno, fue poner el primer disco y tranquilizarme. Fue una noche muy especial porque, además de compartir cartel con Sideral, vinieron muchos amigos a verme. Eso me vino bien para superar mi miedo escénico.
¿Cuándo consideras que cambió tu carrera?
Poco después de otra fiesta de Forever Group en la Fónica con Paco Osuna, Winrich me llamó para ser residente del Club 25. Era una época en la que todavía había afters y muchas fiestas de día. Aquellos tiempos fueron muy importantes para mí como deejay. Lo disfruté mucho, ya que siempre iba con un buen grupo de amigos.
Luego estuve con YMM antes de convertirme en promotor con Marionet junto a Juan Salvador. Fueron los años del Club 113, Underclub, Kingkamehameha y Lunita, que me marcaron bastante. Tú, mejor que nadie, sabes lo complicado que es llevar una promotora. Sin duda, se ve la noche de otra manera que cuando eres solo discjockey.
¿Quiénes han sido tus influencias?
Sin duda, una ha sido es Kevin Yost. A mí siempre me ha gustado mucho el deep house y en especial, su música. Hace unos dos años, tuve la oportunidad de compartir cartel con él. No perdí la oportunidad para que me firmara unos discos (risas). De los locales, siempre he disfrutado y aprendido mucho viendo a Isaac Indart y José de Divina.
Yo me considero muy ‘housero’. Es un estilo que está en mis raíces y, supongo que por eso, siempre está presente de alguna manera en mis sesiones. También me siento muy cómodo pinchando minimal. En realidad, todo depende del momento y de las circunstancias.
¿Cuál ha sido la fiesta de tu vida?
Una que no olvidaré nunca fue en Babalú, cuando lo volvió a pillar Pedro Massanet. Nunca lo he visto tan lleno. Fue una fiesta que duraba como unas 12 horas, en la que estaba llena tanto la sala interior como la terraza. Pinché, en vinilo, mano a mano con Juan Salvador en las dos zonas. Recuerdo que también estaban José de Divina e Isaac Indart.
Imagino que, tras tantos años pinchando, tendrás alguna anécdota….
Te voy a contar una que, con el paso de los años, me hace hasta gracia. Fue una mañana en la que me equivoque de after, ya que estaban los dos locales en apenas 100 metros. Entré en el que no era y me puse a mezclar. Al acabar mi sesión, los chicos de la sala me dijeron que había un error, porque allí tenía que pinchar otra persona. La verdad es que no sabía ni dónde meterme (risas).
¿Nunca te ha llamado la atención el tema de producción?
Sí, por supuesto, pero, Tommy, las veces que me he puesto lo he tenido que dejar por falta de tiempo. El tema de la producción es algo a lo que hay dedicar muchísimas horas, algo difícil para mí, puesto que lo tengo que compaginar con mi trabajo. Además, el tiempo libre se lo dedico a mi pareja y a mis hijos.
Sé que si no produces, es prácticamente imposible salir de la isla para pinchar fuera. Pero si te digo la verdad, eso a mí me da igual. Yo disfruto más pinchando para mi gente, sean 50, 100 o 200. Creo que a ti, también te pasa igual (risas). Probablemente, es porque ambos estuvimos durante años encerrados en casa aprendiendo a mezclar. Eso ahora ya no pasa. Los hay que se compran un equipo y al mes, ya están pinchando en salas.
Por cierto, ¿Qué dicen tus peques que su papi sea deejay?
A ellos les encanta. Al mayor, que se llama como yo y tiene 4 años, le gusta mucho escuchar música conmigo. Incluso, me da su opinión más sincera (risas). El pequeño, que tiene 2 años y se llama Enzo, le gusta más bailar.
¿Cómo ves la escena local?
Salvo excepciones, como las fiestas de Manu Sánchez y clubs como Selva, ya la veía tocada antes de la pandemia. Ahora, con tantos sitios cerrados, es muy complicada. Además, creo que hay muy poca variedad de estilos.
A la gente joven le gusta que la música vaya rápida, a unos 127 o 128 bpm’s. La verdad es que ese rollo tech house, que tiene toques como de reguetón, no me gusta nada.
Por último, ¿Qué consejo le darías a alguien que quiera empezar a pinchar?
Lo primero que le diría es que se comprara unos platos para aprender a mezclar de verdad. Mi sobrina Nicole, que tiene 16 años, ya me ha pedido que le enseñe. En las tres clases que le he dado, no hemos tocado el equipo. Primero quiero que aprenda lo que tiene que hacer, ya que no se trata solo de que iguale los numeritos que le salen en la pantalla.
Por suerte, le gusta el minimal y el tech house. Supongo que será por las sesiones que ha escuchado en su casa de las que tiene su madre, mi hermana Diana. La verdad es que tiene mucha personalidad y creo que se le puede dar bien.
FAST CHECK
Un deejay: Sven Vath
Un productor: Martin Buttrich
Un tema: Aqeel72 «Up In The Sky» (Fernando Gullón Acid Mix)
Un estilo que no sea electrónica: rock nacional
Un club: Basement Club
Un festival: BBK de Bilbao
Una comida: caracoles
Una bebida: vino
Una película: “El efecto mariposa” (Eric Bress, 2004)
Una serie: “Luz de luna”
Un lugar para perderse: Tailandia