Vik-T: “Como deejay a mí me gusta educar, no complacer”

Conocido artísticamente como Vik-T, Víctor Torres Moreno (Inca, 1982) lleva pinchando más de dos décadas. A base de mucha dedicación y esfuerzo, su versatilidad en las cabinas le ha llevado a ser un habitual en los ‘beach clubs’ y en las salas más punteras de la isla. En pleno verano, hemos charlado con él para conocer su pasado, en el que a punto estuvo de convertirse en jugador profesional de baloncesto, hasta su presente con Sub_Urban Music y planes de futuro.

¿Cómo nació tu relación con la música?

Desde pequeñito siempre me atrajo la música. Al principio escuchaba mucho ‘hip hop’. Por entonces, yo jugaba a baloncesto en Inca y ya te puedes imaginar la influencia que tenía en nosotros la NBA y todo lo que la rodea. 

Además, en esa época, mis padres tenían un bar al lado de ‘Discos Baba’, donde me pasaba horas y horas escuchando música. Me acuerdo de que eran los años de los recopilatorios como ‘Máquina Total’ (risas). 

Más tarde, ya de adolescente, me empecé a interesar por artistas como Michael Jackson, Jamiroquai, Sade y similares. Todavía jugaba a baloncesto. De hecho, lo hice hasta los 18 años, cuando militaba en el filial y entrenaba con el primer equipo del Bàsquet Inca. Pero una lesión y dos operaciones de hombro acabaron con mi sueño. 

Entrevista Vik T 32
Foto: J. Fernández Ortega

Hasta llegué a debutar en Huelva en Liga LEB. Recuerdo que jugué tan solo 10 segundos, tiempo que aproveché para lanzar, sin éxito, a canasta desde medio campo (risas).  Luego, me enfadé mucho porque los redactores de la revista ‘Gigantes’ no me incluyeron en la ficha técnica del encuentro (risas). 

Guardo con mucho cariño un recorte de prensa en el que salgo con la cabeza rapada junto a un titular que me describía como “el futuro director de juego del básquet balear”, además de algunos premios y fotos oficiales con el primer equipo.

¿Y tu amor por la música electrónica?

Mi amor por la música electrónica podría decir que empezó gracias a las fiestas Lokita de David Pucheti, pero sobre todo, a un programa de radio que hacía Roger Sanchez llamado “Release Yourself”. Lo esperaba cada semana con ansia, listo con mi “ghettoblaster” para grabarlo en cintas de casete. De esta manera, conocí a muchos deejays y productores internacionales. 

¿Y cuándo empezaste a pinchar?

Me compré mi primer equipo –dos platos Technics con el primer Final Scratch, aquel que era redondo y parecía una nave espacial, además de una mesa Numark- cuando tenía 19 años.

Recuerdo que estaba muy frustrado, no había manera de hacer una mezcla limpia. Y es que, en esa época, no teníamos tutoriales ni tantas facilidades como ahora para ser deejay. 

Todo cambió en pleno agosto, cuando me rompí una pierna. Fue entonces cuando me puse a practicar a tope. Así, con mucho tiempo libre e infinita paciencia, empezaron a salir las primeras mezclas decentes. 

Unos meses después, tuve la suerte de que mi amigo y deejay Nico Díaz me prestara una maleta repleta de discos para que practicase la mezcla de oído. Recuerdo que él me decía que “pinchar con Final Scratch está muy bien, pero no sabrás pinchar de verdad hasta que lo hagas con vinilos. Tienes que aprender a mezclar sin necesidad de tener que mirar a una pantalla”. Y razón no le faltaba. Actualmente, siempre que puedo, estoy volviendo a utilizar el vinilo.

¿Con qué estilo te sientes más cómodo?

Con el ‘house’ de la escuela americana: Chicago, Detroit y Nueva York. Aunque, bueno, me considero un deejay muy polivalente, ya que, en mis sesiones, puedes escuchar muchos estilos distintos en una sola noche, desde ‘house’, disco y ‘techno’ hasta ‘hip hop’ o jazz.

“Yo no pongo la música que quieres escuchar, pongo la que no sabías que querías escuchar”. Ese es mi mantra a la hora de pinchar. 

No pincho para complacer, pincho para sorprender a la gente con temas que no conocen. Siempre digo que el mejor ‘track’ es el que no esperabas.

¿Quiénes han sido, o son, tus referentes?

¡Uff, qué pregunta más difícil! Tengo tantos que no sé por dónde empezar… Frankie Knuckles, Larry Levan, Larry Heard (Mr. Fingers), Marshall Jefferson, Masters At Work, Kerri Chandler, Moodymann, Kyle Hall, Glenn Underground, Underground Resistance, Ron Trent, Laurent Garnier, Jeff Mills, Derrick May, Kenny Larkin, Omar-S, Marcellus Pittman, Joe Claussell, Gilles Peterson, Jimpster, Atjazz… ¿Sigo? (risas)

Todos ellos, y muchos más que me dejo, se han convertido en mis referentes porque aman la música. Y cuando eso pasa, se nota. Estoy totalmente alineado con esa filosofía. Algunos son más referentes como productores, otros como deejays, pero todos son un espejo para mí. Supongo que por eso me gusta la buena música electrónica atemporal, más allá del estilo.

¿Recuerdas tu primer bolo?

Sí, claro. Fue en ‘Diablito Food & Music’ de Port d’Alcúdia. Me pagaron con una pizza y luego me ofrecieron ser residente una vez a la semana, ya cobrando. Hasta entonces, tan solo había pinchado en mi casa (risas). 

Ese mismo año pinché por primera vez en un club: Menta Disco. Me toco abrir la sala en una fiesta ‘house’ con Ángel Linde (Pachá Ibiza) como invitado. Después llego mi residencia en Perestroi-k (Inca) donde me curtí mucho.

Y luego llegó Sub_Urban…

Efectivamente. Eso fue hace casi 20 años, cuando Sebas Ramis y yo decidimos unir fuerzas para montar fiestas en la zona norte de la isla. Así nació Sub_Urban como promotora. Hicimos eventos muy potentes, trayendo a grandes nombres desde el primer año: M.A.N.D.Y., Gabriel Ananda, Anja Schneider, Sebo K, Guido Schneider…

A los dos años decidí dejar la promotora. Sebas siguió adelante, formó a jóvenes deejays y logró que Sub_Urban se convirtiera en mucho más que una promotora: una de las empresas musicales más rentables de la isla. Yo seguí mi camino y, con el auge de los deejays en ‘beach clubs’ y ‘rooftops’, nuestros caminos se volvieron a cruzar.

– Imagino que tu experiencia en ‘El Garito’ fue un punto de inflexión en tu carrera… 

Sin ninguna duda. Tanto, que considero a Nacho (Velasco) como mi mentor. Recuerdo ir allí todos los jueves y ponerme al lado de la cabina, para ver como pinchaban él, Isaac (Indart), Ángel Costa o Tato. Un buen día, me pidió que le grabara un cd con una sesión mía. Le debió gustar bastante, puesto que me invitó a hacer un ‘back to back’ la semana siguiente. Era el año 2010.

Te reconozco, Tommy, que estaba como un flan (risas). Y encima, aquella noche estaban en el club todos nuestros referentes locales: Isaac, Ángel (Costa), Kiko Navarro, los Kyodai (Wagon Cookin’)… Pero bueno, salió todo genial. De esta manera, me empezaron a llamar. Fue una época inolvidable, que me dio mucha visibilidad y también muchas tablas, además de educar musicalmente mis oídos.

A Nacho tengo que agradecerle mucho. Él supo bajarme de la nube, cuando me pensaba ser la hostia, hasta el punto de ayudarme a madurar como deejay.

– Regresando a los ‘beach clubs’ que antes citabas… Supongo que has tenido que cambiar el chip… 

Evidentemente. Ahora, más que nunca, hay que saber leer al público, puesto que no hay pista, y adaptarse al lugar o concepto, sin perder nunca la esencia. En el caso de Sub_Urban, Sebas (Ramis), Isaac (Indart) y yo intentamos ejercer de mentores a la gente joven, sobre todo para que no se confundan. 

En su momento, tú y yo hemos pinchado en mil sitios vacíos y nos hemos chupado muchas primeras horas. Ahora, en lugar de hacerlo en salas, los jóvenes se curten así.

De todas maneras, déjame comentarte que, cuando pinchas en un ‘beach club’, tienes que estar pendiente de los pequeños detalles: desde un pie o una cabeza que se mueve hasta alguien que inicia un “pseudobaile”. Por ello, no es una tarea fácil. No es ir a poner tema tras tema. 

El deejay es una pieza clave para la facturación del ‘beachclub’: hacemos que la gente beba más y evitamos que se duerman en esas hamacas tan cómodas… (risas)

Está claro que los nuestros no son los de Ibiza, donde puede que haya fiesta… o postureo (risas). Pero bueno, al menos no se pone ‘reggaeton’ como en Marbella. 

Entrevista Vik T 37
Foto: J. Fernández Ortega

– Cambiando tema… ¿No te llama la atención el tema de la producción?

En mis inicios, trasteé varios años con Logic. Tengo muchos proyectos empezados, pero por circunstancias de la vida tuve que dedicar ese tiempo al trabajo y a los estudios, así que lo aparqué. Aun así, pienso que nunca es tarde para volver a empezar, y más hoy en día, con la tecnología tan accesible.

Soy consciente de que sin ser productor es más difícil crecer en este mundo, pero puedo decir con orgullo que, incluso sin producir, he conseguido ganarme muy bien la vida. De todas formas, estoy seguro de que lo retomaré en algún momento.

– Tras tantos años en las cabinas, tendrás alguna anécdota para contar… 

Pues que me confunden constantemente con Kiko Melis (risas). Bromas aparte, te contaré una que tuvo lugar un jueves en Garito, en el que estaba pinchando ‘back to back’ con Kyodai. Estábamos supermetidos en la sesión, cuando de repente nos tiraron un sujetador desde la pista. Nos quedamos tan sorprendidos que perdimos toda la concentración (risas).

Y para rematar, una chica subió a la cabina, nos llamó y nos entregó un mando a distancia… ¡Qué era de un huevo vibrador que llevaba puesto! Imagínate las risas…

– Por cierto, ¿Cuál ha sido la fiesta de tu vida?

Curiosamente, creo que recordaré toda la vida una de hace poco en BCM, junto a Louie Vega (Masters At Work), en la que me tocó pichar después de él. Normalmente, este tipo de estrellas acaban su sesión y se van, pero él se quedó unos 40 minutos escuchándome y bailando.

Como anécdota, contarte que mi amigo y deejay Tony Caballer@ me estaba grabando con mi móvil y de repente saltó una notificación. ¡Era Louie Vega escribiéndome para pedirme que le mandara un tema que había puesto! Me dijo que le había encantado mi sesión y que se habría quedado más rato si no hubiera tenido que coger un vuelo a las 06.30 horas.

Tengo vídeos de Louie bailando detrás de mí, que guardaré para siempre como oro. Aunque bueno, también te he de decir que he tenido noches inolvidables en ‘El Garito’, un lugar donde de verdad conectaba con el público. Y esa sensación es única.

– Vamos acabando… ¿Cómo ves la escena local?

Creo que la escena ha mutado tanto que ya no tenemos escena como tal. La gente sale y no sabe quién está pinchando. Incluso, en muchos festivales con miles de personas, hay un porcentaje muy alto de público que asiste solo porque van sus amigos o está de moda. 

Por otra parte, creo que hay clubs y promotoras que lo intentan y hacen las cosas muy bien. Prueba de ello es que han venido grandes nombres a la isla. Pero no es suficiente. La gente ha dejado de bailar para grabar con el móvil y es una pena.

Pienso que para mantener una escena sana, el deejay o el show nunca deben estar por encima de la música. Y eso es lo que está pasando. Como decía Frankie Knuckles: “The DJ is not the star, the music is the star”.

– Por último… ¿Qué consejo le darías a alguien que está empezando?

Primero le haría una pregunta: ¿Por qué quieres ser deejay? Si es porque amas la música y lo sientes de verdad, vas bien: sigue adelante. Si lo haces porque «mola» o está de moda, busca otro camino. 

Después, lo más importante: como en cualquier escuela, mira atrás. Conoce las raíces y estúdialas. Saber la historia es primordial para ser bueno en esto. Escucha mucha música, de todos los estilos, sobre todo la antigua. Hoy en día hay gente pinchando ‘edits’ de temas clásicos sin saber ni de quién son… No seas uno de ellos.

Sé único, busca tu nicho y asegúrate de que amas lo que haces. Y después practica mucho. Siempre digo que la suerte es donde confluyen la preparación y la oportunidad.

FAST CHECK 

  • Un deejay: Gilles Petterson
  • Un productor: Glenn Underground
  • Un tema: “Everybody loves the sunshine” de Roy Ayers
  • Un estilo que no sea electrónica: soul, funk o disco
  • Un club: Garito Café
  • Un festival: Southport Weekender
  • Una comida: croquetas
  • Una bebida: agua
  • Una película: ‘Siete almas’ (Gabriele Muccino, 2009)
  • Una serie: ‘Black mirror’ 
  • Un lugar para perderse: Bali

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