En una sorpresiva declaración el pasado domingo, la reina danesa Margrethe anunció su renuncia al trono, allanando el camino para que su hijo, el príncipe Frederik, de 55 años, asuma la corona este mes. Con el príncipe Frederik listo para liderar, Dinamarca se prepara para una monarquía que no solo se enfrentará a los desafíos tradicionales, sino que también buscará destacar en la lucha contra el cambio climático.
Al igual que el rey Carlos III de Gran Bretaña, Frederik es parte de una generación más joven de la realeza que ha sido escrutada por los medios de comunicación y ha adoptado posturas contemporáneas. Su compromiso con la crisis climática ha sido notable, marcando un contraste con las opiniones pasadas de la reina Margrethe.
Mientras que su madre, en el pasado, expresó dudas sobre la responsabilidad humana en el cambio climático, el príncipe Frederik ha sido un defensor apasionado de la acción ambiental. Su transformación se atribuye a un viaje al Ártico, que cambió su perspectiva y lo convenció de la urgencia de abordar la crisis climática.
La coronación del príncipe Frederik marca un cambio en el tono de la monarquía danesa. A diferencia de los elaborados espectáculos británicos, la ceremonia será una proclamación sencilla en el Palacio de Christiansborg en Copenhague. Observadores reales destacan la propensión del príncipe a modernizar la monarquía, adoptando un tono más informal y accesible.
Aunque los debates sobre la realeza a veces surgen en los medios daneses, la monarquía local enfrenta menos escrutinio y escándalos en comparación con la británica. Más del 75 por ciento de la población danesa apoya una forma de gobierno con un líder real, revela una encuesta reciente.
A lo largo de los años, la vida del príncipe Frederik ha sido seguida de cerca por los medios, desde un accidente automovilístico en 1988 hasta sus logros en la carrera militar y su dedicación al fitness. En su juventud, el príncipe confesó que la perspectiva de convertirse en rey le causaba inseguridad, pero con el tiempo, ha asumido sus responsabilidades reales con asombro.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, respalda la sucesión real, destacando la confianza en el príncipe Frederik. Mientras Dinamarca se prepara para un nuevo capítulo, el príncipe heredero se perfila como un líder moderno y comprometido con los desafíos ambientales del siglo XXI.
