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Brunch para un Día del Padre diferente

Es más que probable que tu padre nunca haya disfrutado del placer de un relajado brunch, es más, es muy posible que ni siquiera sepa lo que significa. ¿Qué mejor momento entonces para abrirle los ojos que el Día del Padre? Si tienes la suerte de disfrutar de unas horas libres el 19 de marzo, no tienes más que reservar unas horas en tu agenda para degustar juntos un interesante brunch con cinco pasos cuyo punto culminante son los sofisticados platos a base de huevo.

Aunque en Madrid es relativamente sencillo encontrar un restaurante en el que disfrutar del brunch durante el fin de semana, la cosa se complica bastante si lo que quieres es hacerlo un lunes laborable, como es el caso del 19 de marzo –Día del Padre- de este año. Sin embargo, en algunos restaurantes y cafeterías  podemos disfrutar de un relajado brunch los siete días de la semana, por lo que puedes celebrar el Día de San José como tu padre se merece, sin importar que sea lunes o sábado.

La combinación justa de dulce y salado 

El menú del brunch se compone de un buen café 100% arábiga, un mini capuccino o un té, acompañado de un zumo de naranja recién exprimido, un smoothie o un jugo de tomate preparado, posteriormente pasaríamos al yogur natural con frutos del bosque y granola para abrir boca a la parte verdaderamente consistente: pan tostado con tomate o queso y membrillo, croissant con mantequilla y mermelada o un waffle con nutella y la guinda del pastel: la quiche lorraine o los huevos benedictine.

De origen francés, la quiche lorraine es probablemente la más famosa de las tartas saladas y, aunque en un principio, allá por el siglo XVII, se cocinaba sólo con nata y huevos sobre una base de pasta quebrada, actualmente se le añaden algunos ingredientes más como bacon, puerros o queso. Los ingredientes se baten bien y se hornean hasta que están cuajados. Se sirve acompañada de una ensalada de  brotes de verdes y tomates cherry para dar el contrapunto crujiente y fresco a un plato bastante contundente a pesar de que su fino y delicado sabor pudiera confundirnos.

Aunque no está claro su origen, los huevos benedictine son mucho más modernos que la quiche, de principios del siglo XX más o menos. Consisten en pan tostado –o un bagel o un muffin– sobre el que se coloca una loncha de jamón, bacon o salmón ahumado, encima de ello un huevo escalfado y luego se cubre todo con salsa holandesa. Son increíblemente populares en muchos de los menús de desayuno y brunch de Estados Unidos y por lo que no son difíciles de encontrar, en España sin embargo no resulta tan sencillo.

Si aún os queda un huequecito y os sentís con ganas, podéis poner un broche de oro a la celebración del día del padre con un mini mojito de fresa o con el cóctel mañanero por excelencia: el Bloody Mary. Seguro que será un éxito y se convertirá en una de las celebraciones familiares más originales y divertidas que recordéis.

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