Atlas, un viaje sonoro a través de los ojos de Antonio Chávez

Mi nombre es Antonio Chávez, soy músico profesional con discapacidad visual y viajo por el mundo grabando los sonidos que caracterizan la cotidianeidad de los pueblos y etnias que habitan en nuestro planeta. Liturgias religiosas, folclore, gastronomía, instrumentos musicales o polifonías, son algunas de las improntas más significativas que todo pueblo o región, posee, y son éstas las que marcan el carácter de los seres que habitan en ellos.

Para cualquier persona con dificultad sensorial de nacimiento, la adaptabilidad se convierte en algo natural, en algo intrínseco en nuestra forma de recibir la información que nos rodea. No hay trauma, ni sentimiento de pérdida, ya que cualquier niño o niña que comienza a sentir conciencia sobre las cosas, no sabe que le falta este sentido u otro.

En mi caso, fue al comenzar a andar, cuando mis padres y hermanos se dieron cuenta de que algo no estaba bien.

En mi caso, fue al comenzar a andar, cuando mis padres y hermanos se dieron cuenta de que algo no estaba bien. Con tres años, me diagnosticaron una ceguera parcial periférica debida a una enfermedad degenerativa llamada Retinosis Pigmentaria. Traducido a efectos prácticos, una visión túnel severa que me permitía ver con mucha luz, y me deja ciego con las luces penumbrosas. Sin embargo, jamás dejé de ir en bicicleta con los demás niños, o subirme a los árboles, etc., etc.

Precisamente cuando mi autonomía se vio mermada, fue cuando empecé a desarrollar una sensibilidad importante, respecto a los sonidos. Comencé a saber cosas que no se podrían saber usando la vista, y comencé a analizar los sonidos de una forma científica. La presión de los zapatos me decía si mi madre estaba enfadada, así como el sonido de los armarios o las puertas, me decían si quien había entrado en casa era mi padre o alguno de mis hermanos.

La presión de los zapatos me decía si mi madre estaba enfadada, así como el sonido de los armarios o las puertas, me decían si quien había entrado en casa era mi padre o alguno de mis hermanos.

Años después concebí un proyecto de vida, concebí la idea de viajar por el mundo realizando grabaciones de campo para recopilar y plasmar la esencia de esos lugares, para analizar todos los sonidos que emitimos los seres vivos, para sentir en ellos, el verdadero concepto del termino «ser humano» que sigue intacto en tantas y tantas regiones del mundo, y realizar después exposiciones sonoras, para brindar, además, así la posibilidad de experimentar estos lugares, sin la necesidad de viajar a ellos.

Sonidos de liturgias religiosas, gastronomía o folclore, serían la información perfecta para sentir a un pueblo, para sentir su carácter, hospitalidad y sobre todo para sentir las similitudes entre los pueblos y las etnias que habitan en este planeta muy a pesar de la distancia

Comencé en 2013 por Turquía, en Estambul realicé grabaciones de las llamadas al rezo, grabaciones de los bazares, en la Basílica Cisterna, danzas Derviches, y un largo etc. Cada uno de estos eventos sonoros, posee por naturaleza un sentido en diversas direcciones, sonidos que llevan consigo una carga dramática relacionada directamente con el tipo de educación que las personas que los escuchan, han recibido. Sonidos que contextualizan un proyecto de preservación cultural a modo de recopilación y colección de sentimientos, sonidos que fomentan la experiencia auditiva y que yuxtaponen a través de un liviano activismo, el consumismo descontrolado a través de medios visuales de difusión con el proceso de escucha, totalmente opuesto por naturaleza que sustituye la inmediatez por el reposo.

Precisamente aquí sitúo el concepto de lo no visual, como mensaje reposado, como forma y filosofía de un modo de vida que cada vez, nada más a contra corriente, como una manera de sentir las experiencias en los viajes, invitando a esta gran masa desde la oscuridad del propio individuo cuando cierra los ojos, o desde la perspectiva de todos los que no vemos bien, que hay opciones de vida desde la sensibilidad y el sosiego, que nos proporcionan quietud y en muchos casos, sabiduría.

Después de mi viaje y sin saber aun cómo editaría los sonidos, pasé dos meses escuchándolos, y descubrí que cada sonido tiene su personalidad.

Después de mi viaje y sin saber aun cómo editaría los sonidos, pasé dos meses escuchándolos, y descubrí que cada sonido tiene su personalidad, y que sabiendo identificarla en todos ellos, sabría como crear una narrativa que me facilitaría la labor de invitar al viaje, y así fue, mi gran descubrimiento me había brindado la posibilidad de crear una trama sonora que nos lleva y nos trae, que nos saca y nos introduce a espacios grandes y pequeños, y que tan solo escuchando mi atlas sonoro, podías viajar a través del mundo desde el cómodo sillón de tu hogar.

Escuchando el sonidos de unos zapatos sobre la acera, sobre la tierra o sobre el agua, nuestro cerebro vuela tan veloz que podemos situarnos en cualquier lugar de forma instantánea, así como el cantar de los pájaros, si son gorriones o urracas, o si aparece en escena el sonido de gaviotas, es automáticamente posible saber que hemos salido del centro de la ciudad hasta la orilla del Bósforo. Así descubrí que las transiciones entre un lugar y otro se palpaban en la misma presión atmosférica, que actúa sobre los micrófonos, y comienzas a manejar conceptos de efectos sonoros como la reverberación de los espacios para por ejemplo sentir su tamaño, y gracias a ello, me comenzó a resultar notablemente sencillo crear esa narrativa cinematográfica. Manipulando el orden y superponiendo sonidos, puedo crear atmósferas y ambientes que me hacen sentir viajar.

Después de Estambul, en 2015 viajé a Georgia y Armenia, dos países transcontinentales, con una arraigada tradición cristiana. Países que han sufrido invasiones, guerras civiles o genocidios, dos países con una cultura musical extraordinaria, con instrumentos que sólo existen allí, con una gastronomía tan variada como exótica, que deja atisbar la fusión de culturas influidas por los grandes imperios que sometieron a lo largo de la historia, a estas dos naciones, pero que forjaron una identidad que hoy, les hace únicos.

A veces, todos necesitamos más luz, pero es en la oscuridad donde se encuentran las llaves de nuestros sueños. Os invito a viajar conmigo a Georgia y Armenia, así como a Estambul, de una forma única.

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Descargas de audios en: https://soundcloud.com/user-528833674

 

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