La guerra en el PSOE del pasado año fraguó una amistad por afinidad.
Pérez Rubalcaba charlaba amablemente en el hall del hotel Valparaiso de Palma, al otro lado de la entrada, la puerta giratoria hizo su función y Francina Armengol apareció después de un dia de inauguraciones un largo abrazo y unas risas fueron los credenciales para expresar el cariño entre el ex candidato a presidente de gobierno y la actual presidenta de Baleares, un saludo de dos personas que hacia tiempo que no coincidían.
Politicamente se respetan, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha destacado cómo la presidenta del Ejecutivo balear, Francina Armengol «está atacando la precariedad y el descenso de salarios». Ademas añade que Armengol está «corrigiendo muchas cosas como la reforma laboral».

EN 2017 UNA GUERRA
Pedro Sánchez presumía hace año y medio en las reuniones internas en Ferraz de sus apoyos dentro del PSOE. Además de su núcleo duro siempre citaba a tres mujeres, líderes de otros tantos territorios: Idoia Mendia (País Vasco); Francina Armengol (Baleares) y Sara Hernández (Madrid). Hace un año no solo no presumía sino que encajaba el abandono de las tres como «algo desgraciadamente esperado», según confesaron en su entorno. De hecho, en el PSOE miraban hacia la «baronesa» vasca como el principal ariete de la candidatura de su paisano, el exlendakari Patxi López, para disputarle a Sánchez el apoyo de la militancia en las primarias. Ella y, claro, Alfredo Pérez Rubalcaba, que negaba su participación pero al que todos apuntaban como cerebro de la candidatura de López.
Las primarias dejaron a Pedro Sanchez como dirigente socialista, todos los demás en sus puestos actuales y a Alfredo Pérez Rubalcaba con sus clases en la universidad.