Hay proyectos que no buscan gritar, sino acomodarse en el paisaje y mejorar la vida diaria. En Son Serralta (Puigpunyent), el estudio Jaime Salvá Arquitectura & Interiorismo levanta dos viviendas unifamiliares para un cliente británico y otro norteamericano con un objetivo sencillo y contundente: mezclar confort contemporáneo con la autenticidad del estilo de vida mediterráneo. Lo hacen aprovechando la pendiente, la orientación sur y un valle protegido sin posibilidad de edificación. El resultado, ya se lo adelanto, es arquitectura honesta, silenciosa y bien pensada.
CONTEXTO Y LUGAR


La parcela se asienta en ladera, orientada al sur, rodeada de vegetación autóctona y con vistas abiertas a un valle protegido. Ese condicionante no es una anécdota; es la guía del proyecto. La arquitectura se pliega a la topografía: se organiza en subniveles para reducir el impacto volumétrico y coserse al terreno. Esta estrategia optimiza luz y privacidad y permite que cada estancia mire al paisaje sin exhibicionismos.
NORMATIVA REINTERPRETADA, CARÁCTER PROPIO
La normativa municipal exigía cubiertas inclinadas con teja árabe, tonos ocres, carpinterías de madera y persianas mallorquinas. En vez de asumirlo como lastre, el estudio lo convierte en lenguaje. El resultado es sobrio, atemporal y honesto: los tonos ocres minimizan las manchas de las lluvias de tierra, la madera aporta calidez y las persianas controlan privacidad y soleamiento con eficacia.
Si quiere profundizar en el trasfondo, recomiendo repasar la arquitectura vernácula y su lógica climática, bastante presente aquí.
INTERIORES ABIERTOS AL PAISAJE




La planta baja concentra salón, comedor y cocina en un único gesto social, con aseo y coladuría, todo abierto a terrazas, jardín y piscina. La casa invita a vivir fuera: cenar bajo el porche, tumbarse al sol o descender a la plataforma de la piscina forman parte del recorrido cotidiano.
En la planta piso, tres dormitorios —uno polivalente— introducen flexibilidad para teletrabajo, huéspedes o sala de juegos. El lujo no se mide en metros, sino en usos posibles.
detalles que suman
- conexión visual continua entre interior y exterior
- circulaciones cortas y claras
- privacidad hacia la calle, apertura franca hacia el valle
MATERIALES DE LA ISLA, DURABILIDAD REAL
La elección constructiva dialoga con Mallorca: piedra caliza gris Zarzi, marés, madera, cemento mallorquín y muros de piedra seca. No es un catálogo pintón, es un sistema coherente: materiales locales, probados frente al clima, con texturas que envejecen bien y mantenimiento asumible.
Para el lector técnico, dejamos aquí un apunte sobre ventilación cruzada y masa térmica, piezas clave del confort pasivo.
SOSTENIBILIDAD SIN ALARDES
El proyecto prioriza criterios pasivos: orientación estratégica respecto al sol, ventilación cruzada, buen aislamiento de la envolvente y material local. La sostenibilidad no se proclama, se diseña. La paisajista Cultivos Pima propone vegetación mediterránea de bajo consumo hídrico, reforzando biodiversidad y microclima.
Conclusión importante: el ahorro energético empieza en el trazo del plano, no en la factura del equipo.
qué gana el usuario
- confort estable todo el año
- menor consumo y mantenimiento controlado
- integración paisajística y valor atemporal de la inversión
OBRA, EQUIPO Y OFICIO
La obra se desarrolla en 15 meses, junto al arquitecto técnico Iñaki Fernández y la constructora Islabau. Cuando un proyecto fluye es porque los oficios conversan. Aquí se nota: detalles precisos, ejecución sin gestos gratuitos y una dirección que pone la función por delante del ego.









